sábado, diciembre 29, 2007


bob gurney / poeta punk-minimalista / profesor universitario / st albans / inglaterra






















El acebo

El Acebo


Estuve sentado
solo
en el Acebo
en Potters Crouch.

Vi entrar
a Clive
que murió
en su moto
hace años.

Robin,
gongorista
que se creía
Elvis Presley
entró
y se sentó.

Murió
de una enfermedad
nerviosa.

Una a una
las mesas
se llenaron.

Estaba Ken
que bebía
una botella de whisky
por día
y murió.

Y David
a quien encontraron
con un saco
sobre la cabeza
en el techo
de su casa.

Y Dick
que se ahogó
con su vómito
en un banco
en Aldbury.

Según dicen.
(Su esposa
no contesta
a mis mails.)

Luego entró John
mi hermano
y mi madre
y papá.

El pub estaba repleto.

Se me llenaron los ojos
de lágrimas
intenté salir
empujando la puerta
en vez de tirar.



Una bronca


Quería escribir un poema
sobre "La Guerra al Terrorismo"

sobre una manifestación palestina
contra la limpieza étnica
y Marks and Spencer's
en Oxford Street

sobre la poesía burguesa
y los poetas elegantes

sobre la cultura oficial
y la no-existencia
de los poetas no-oficiales

sobre el hecho extraño
que ciertos Estados
(no el mío, gracias a Dios)
quieren suprimir a los poetas
como a Lorca
y a Tilo Wenner

sobre el poder
que piensan
que éstos ejercen

sobre Platón
y su deseo de desterrar
a los poetas.

sobre el suicidio
oficialmente ordenado
de Sócrates

¿Por qué?

¿Qué es lo que nos dicen
los poetas?

Sobre la indiferencia
del público

sobre el apogeo
de los abogados
y sus mentiras
y la desaparición
de los poetas

sobre la superficialidad
de los eventos oficiales
sobre el aprovechar la volada
y subirse al carro

sobre el resurgimiento
de la humanidad
dentro de esta cosa absurda.

Pero no lo hice
escribí en su lugar
'La Sociedad de los Poetas Muertos'.



El castaño de Indias


Estaba sentado
en The Jolly Topers
en Round Green
mirando fijamente
el lugar
donde estaba,
antes,
el castaño de Indias.

Vi sus ramas
cargadas de candelas blancas
en la primavera.

Vi a los amantes
estrecharse
a la sombra.

Ya no están.

Un anciano
blanco como el papel
susurró:

"La última persona
a ser linchada
en Luton
la colgaron
de ese árbol."

Luego vi la cara
de un ahorcado
apretada contra el cristal.



Los muertos


Lo veo pasar
por el cementerio
aristócrata.

Se fija
si están
los poemas
que enterró
para agradar
a los muertos.

"Perfecto",
susurra.

Dice
que la gente
que habita ese lugar
manda saludos
y los respetos
que se merecen los poetas.

Le oigo
decirles
que somos
gente sencilla
sin veleidades.

Dice
que ellos
se ponen
contentos.

Uno le dice
que los visitantes
del lugar
son un poco
altaneros.

"Espero
que tus amigos
no cambien",
le suelta otro,
riéndose.


Escupiendo sangre

A Raymond Carver

Escupí sangre
en la noche
y me encontré esperando
una radiografía
leyendo el poema de Carver
sobre el perro de su hija
que fue atropellado.

Y luego escribió un poema
contando cómo le escribió ese poema.

Luego leí algo de su padre,
cómo murió,
y pensé en mi padre,
muerto
y lloré.



Floriseo y Muerto

Escribía ayer
sobre Buñuel y Larrea
y de una película
que querían hacer juntos
pero que no hicieron
llamada Ilegible, hijo de flauta.

Buscaba orígenes posibles
del nombre Avendaño
el compañero de Ilegible
en el guión.

De pronto se me ocurrió.

Escribía unos poemas
para Muerto
un libro planeado
por un amigo
en Río Negro.

Escribía al mismo tiempo
sobre Muerto,
personaje en una comedia,
la Comedia Florisea,
escrita por Francisco de Avendaño,
en 1551.

Escribía sobre cómo Muerto,
víctima de infortunios,
y Floriseo,
que padecía
de amor no correspondido,
hicieron un pacto de suicidio
y cómo, antes de llevarlo a cabo,
encontraron a un pastor
que se burló de su proyecto.

Bien está
lo que bien acaba.

Floriseo consigue Blancaflor
en una boda cómica
donde Fortuna derrama
mil ducados
sobre ellos
y promete a Muerto
riqueza.

¿Que significaba todo eso?
¿Dónde estaba yo en ello?

Parecía un buen presagio.

Cerré el libro
y decidí preparar el desayuno
para mi esposa.



Jaungoikua


No sé por qué
me persigue
esa imagen
de Jaungoikua
en un carro
bajando la Gran Vía
en Bilbao
en 1903
o por ahí.

Era el hombre más grueso
que habían visto,
obeso.

Nadie podía comprender
cómo subía
al asiento.

A los niños le parecía
gigantesco
ahí arriba
llevando las riendas
hacia el cielo.

El carro vino
del campo
cargado de legumbres.

"¡Ahí va Jaungoikua!"
"¡Ahí va el Señor en las alturas!"
"¡Ahí va Dios!"
gritaban los niños
cuando oían
el ruido de los cascos.

No sé exactamente
cuando falleció,
alrededor de 1917,
tal vez.

Oí hablar de él
en Córdoba
en 1972
en la casa de Juan Larrea
en el Barrio Jardín Espinosa
no. 1925.
El era de esa pandilla
bilbaína.



El cielo

Los recuerdo
apenas
a los norteamericanos.

Las señoras profesionales
y otras señoritas
de la ciudad
a lo mejor pensaban
que ayudaban
a una campaña solidaria.

Con la cerveza
a 4 peniques
la pinta
y la paga americana
a 5 libras
por semana
los soldados ingleses
con sus diez chelines
no podían abrir la boca

Peleas a puñetazos
estallaban
por la hora del cierre,
a las diez
en esos días.

Jean's Cafe,
en Mill Street,
era un imán
para los soldados
estadounidenses,
antes y después
del cierre.

Era otro campo de batalla
que le daba mucho que hacer
a la policía militar.

Arriba en Jean's,
bullía de actividad
sexual,
según dicen,
y a las mujeres
que se veían subir
las consideraban
ligeras de cascos.

Con el oscurecimiento
de la ciudad,
de las farolas,
de los escaparates,
para escondernos
de los aviones enemigos,
las entradas de tiendas
por las noches oscuras
eran la escena
de muchas citas.

Oí decir a alguien
recientemente,
un lutonense
que vive en Columbus,
en América:
"Los yanquis debían pensar
que habían muerto
y que habían ido al cielo."


La vanguardia

Leí ayer
parte de
la Historia de Olvidos
de Ramón Minieri
y cómo Córdoba olvidó
a Nicolás Guillén.

Habla de Gregorio Bermann
y José Carlos Mariátegui.

Bermann encontró
su propio pensamiento
en unas líneas
de Mariátegui.

Dice:
Somos también
los libros
que hemos leído.

No hay separación
entre la estética
y lo político.

La poesía
es el taller de diseño
de una sociedad mejor.

La vanguardia poética
es eso
vanguardia.

Política y poética
se enlazan
para proyectarse
más allá
de versos
y elecciones.

¿Es por eso que mataron
a Lorca
a Tilo Wenner
y desterraron a Larrea,
a Alberti,
y a no sé cuántos más?


Los cuervos


Los habitantes
de Port Eynon
tienen un apodo:
“ Los cuervos “.

Hay unos árboles altos
en los alcantilados
llenos de cuervos
que vuelan
contra el viento.

Llaman
por encima de 'El Barco'
la taberna donde Dylan
los miraba
por los ojos de buey.

Sus graznidos
son manchas negras
en el aire transparente
que golpea
la aldea.

Sentados
al calor del fuego
los oímos.

Nos hacen pensar
en Vincent
y en la tentación
de enfrentarnos
a los elementos.



Dieciocho poemas

A María Teresa, Andrés y Dylan



Quería atravesar
el Río Negro
pero no había puente.

Vi a un barquero
con una capucha negra.

Le pedí que me llevara
al otro lado.

"Dieciocho pesos,"
susurró.

"No tengo dinero,"
le contesté.

"Acepto poesía,"
graznó.

"Dieciocho poemas,
entonces,"
le dije.

"No está mal",
me dijo
con un rictus extraño
y entré
en la barca.



Golondrinas moradas

Estoy tendido acá
hora tras hora
sobre la hierba
al lado del río

mirando
la nube morada
de golondrinas
que se vuelve
negra
aferrada
como un enjambre
de abejas
a los álamos
agitados
violentos.

Otra cosa
los ha hecho
inquietos
hoy.

La hierba
está mojada.

La lluvia vino
anoche
por fin.

Al día siguiente
15 de febrero
vuelvo
a los álamos
a orillas
del río.

Los árboles
están verdes
ahora
y negros.

Y allí
entre las nubes
que pasan
veo
cuarenta golondrinas moradas
volando al norte.


Echando oraciones


El domingo siguiente
salí
otra vez
con bastones.

Bajé
al río
y caminé
por la orilla.

Vi a un hombre
haciendo patitos
en la superficie
tratando
de alcanzar
la otra orilla.

Nos saludamos
y le pregunté
cómo se llamaba
el juego.

'Patitos',
contestó,
'echando patitos
pero no es
un juego.'

Cada piedra
que tiro
es un deseo
por un amigo
necesitado.

Esa
por un joven
que solicita
un puesto
en Londres
y ésa
por un amigo
que busca
una cura.'

'¿Puedo tirar una
para vos?'
preguntó
mirando mi pierna.

'¿Podés tirar
un deseo
para que pare
este
sangrado?'
pregunté
señalando
la rodilla
herida.

Se agachó
y tomó
una piedra
plana
y ancha
y con un giro
de la muñeca
con todas sus fuerzas
la tiró
al río
caudaloso.

El deseo
salió
dando botes
once veces
apenas rozando
el agua
antes de que
se hundiera.

'Casi un récord',
lo oí decir.

Vuelve mañana
y lo volveré
a hacer.

Al día siguiente

camino
a verlo
tiré
al agua
uno
de mis bastones
y lo vi
bajar
río abajo
girando y
girando
como las manos
de un reloj.

jueves, diciembre 27, 2007


cristian lagos / poeta encordillerado / cura cautín/ chile
























Poemas inéditos


1.-


con un tallo de agua dormita en el ombligo
de la puerta
colgado de tus párpados
me descascaro y tiemblo como un niño descalzo y lleno de temores ambiguos


2.-


una hilacha desprovista de sutura
era un golpe de agua indivisible
tu voz tatuaba un sepulcro
vacío de huesos y estructuras





3.-


Son nuestras las calles redondas
Es nuestro el golpe del mar en la ventana vacía de la tarde
Es nuestra la esquina de los péndulo ahogando el vuelo de los pájaros
bajo las escaleras/ los perros aullan
sobre el mar
muerden las mangas de la luna que está tendida
en los cordeles


4.-


estoy herido de luz y viento
en el aspa de tu brazos gira el ovillo de tu voz



Adiós a las palabras


Ya no te escribo más/ me he quedado acodado a la ventana mirando como la nieve gira en las aspas del viento/ observo las motitas atrapadas por el imán de los paraguas que pasan saludando en el nuevo día con gestos de cuervo preñado.
Ya no mas/.
Quemaré los poemas que escribía en los veranos cuando el girasol daba gritos amarillos y los gorriones se peleaban por llevarse las migas.
La nieve se acumula en los caminos.
Mañana estaré aislado.
Desde este lugar digo: adiós a las palabras/
y a los libros.-

miércoles, diciembre 26, 2007


ernesto viñals /poeta visionario/ montevideo/ uruguay























Diario Munch


(Aquí,... nada más)
Que no venga a nuestros ojos
el golpe agudo,
el frío ansioso del miedo
a un ejército sin brazos
devorador de ánimas.


(Llevaremos el peor recuerdo de esta vida.) (¿?)

(Pero nada más)
Mientras lames el espejo
gime en medio de la noche
la forma que viaja entre las nubes
en este mundo coagulado
tu desdén y tu mirada
van rodando cuesta abajo.


(Así, nada más)
Frente a otro mundo sangreseca
yo vi una larga nube solitaria
vagando
en un cielo anaranjado.




Camino a Estigia

Voy cantando contra el muro,
contra el muro
agotado,
aterido,
solitario,
enceguecido
con el miedo dibujando el entrecejo
pulsando las cuerdas del recuerdo
bailando al compás del insomnio
Con estigmas
llamando
desde un pasillo blanco,
silencioso como un túnel,
silencioso
como un llanto
entre almohadas
cuando la esperanza se va
deliciosa
rodando
cuando cada noche oscura dice:
esta luz,... aquella
esta tierra,... aquella tierra
donde cada fruto tierno
es un fruto cayendo
sigiloso
contra el suelo
mientras voy cantando,
mientras voy cantando
se acumulan contra el ojo
las mañanas,
la ilusión,
el hambre,
la ira,
los sueños,... -



Panorama desde Estigia

...Y mientras el humo pasa, lento,
nuestras tripas entonan un himno absurdo
escrito en todos los muros.

Y escucho voces,
y una alarma suena,
y tu voz se despide,
en un teatro vacío
uniendo hilos de silenciosas certezas,
porque no hay nada que decir
cuando no sentimos la parte muerta de la herida
y nuestras tripas entonan un himno absurdo,
y llueven corderos sobre las ciudades
y cada verso es una costra
y cada grito nace de un diafragma que se cierra
ahora
que todo se aleja,...
cantamos
sobre un río roto
haciendo invulnerables nuestros ojos.





En los baños públicos de Constantino

Aún brilla (ignorada)
la espuma blanca del imperio.

Entre arcos de sangre
hay meandros que anuncian
la magnificencia del dolor,
en el brillo del imperio
con aroma de animales nuevos.
Acueductos que susurran desde abajo,
ecos del derrumbe que aún se escucha
como una muestra de lo que vendrá
en la humedad de un día cualquiera.



J. C. Onetti
pasó a mi lado el 30 de mayo de 1994



I


Que apuesta,
que dulce apuesta,
mientras arde la santa
(Y una mano verano
rodando hacia el túnel
se esconde en la niebla)
esta roca, esta cabeza,
se ahoga en un llanto que se ahoga.





II


Ahora
¿Quién pregunta?
entre líneas nuestro cielo
rompe bocas y plumas y brazos
y pechos de ceniza,
pechos y cenizas,
memorias, días,
siglos, negativas
rodando hacia el túnel,
un ataúd
rodando hacia el túnel
un ataúd
rodando hacia el túnel
un ataúd
rodando hacia el túnel,... -
La última visión.

“...mi miedo es abandonarme a ese final”.-




domingo, diciembre 16, 2007


manuel mauricio zuñiga / poeta de la calle/ chiloé/ chile





























Como entonces


¿ Que será de la Norma?
Habrán encanecido esas trenzas rubias
como cochayuyo nuevo meciéndose en la roca?
Y los ojos raros que en la luz
brillaban cual turquesas serán tal vez ceniza?

Algún sismo y sus réplicas como campanas
habrá sucumbido su casa como a un barco.

Y su risa…que habrá sido de la risa de la Norma
que era un bullicio de olas en la cubierta de la casa

Y el olor a pan caliente que salía de sus manos… qué será
La ligera amenaza en el delantal de sus pechos
la gracia de sus pasos la cadencia del andar, qué

Eramos tan niños por entonces
dos cosas temblorosas y dispuestas.

Pero vinieron esos días con sus botas
llevándose todo como olas furibundas.

Y ya nada fue nunca más como entonces
Como entonces, nada fue nunca más.




Como yo


Llegarán los olvidos oliendo a tierra seca.

Caerán mutiladas las maldiciones de la prisión.
Ninguno de esos nombres regresará a la boca mustia.

Se sellarán los orificios

de las balas en las tablas de la casa.

Y no existirá nunca más el grito de mi madre
arrastrada por el pelo, cuando vinieron por mi.

Los ángeles oscuros de los días más oscuros
estarán todavía en la prisión que hicieron para ellos.
O se habrán muerto para siempre.
O estarán por morirse, olvidados, como yo.



Estacion mapocho


La noche acontecía nubarrones que parecían volar desde el bosque que cercaba al río.
Brillaban esos ojos ocultos , repetían el brillo de la lanza escondida como ellos. Esperaban la orden, el eco del buho en medio del bosque .

No llegó.
Huechuraba vio aquellas edificaciones y esos ruidos intensos y vapores y humo cuyo olor casi tuvo dentro de sus fosas nasales. Supo, nunca indagó de donde vino el nombre, que aquello se llamaba estación. Tuvo miedo , conoció el pánico y ordenó el retiro de los mocetones.
Ya habría oportunidad de atacar el territorio de Mapocho, pensó, o creyó pensar.




Todo lo que puedo hacer


Todo lo que puedo hacer
es escuchar el golpear de la lluvia en el techo.

En el patio, las calas se doblan aplastadas por el agua
las salvias y cilantros lavan las hojas al cielo.

Como en descuido atraigo tu rostro a la memoria
pero llueve tanto que la misma lluvia me lo borra.

Mis tíos salieron de mañana hacia la pesca
Ya es tan tarde y no regresan.
Sin embargo he puesto un chonchón en la ventana
que alumbre por los vidrios a la noche

Y unos leños en la cocina
humean al viento por el caño de la casa.

Todo lo que puedo hacer es esperar
pensando en que ladrarán los perros
si aparecen los tíos venidos de la pesca.-





iván wielikosielek /poeta irreproducible/córdoba/ argentina


















Iván entrevistando a Pipo Lernoud



Esta noche estaré bien


En noches como estas en las que tengo tan poco para dar
casi siempre vuelvo caminando solo
por las mismas estrechas calles de la ciudad
rumbo a mi cuarto estrecho también

Generalmente está en el barrio la tristeza de los negocios que cierran
el cansancio de los hombres que vuelven del trabajo
o el alma de los chicos que estaban peinados de madrugada
y que ahora transpiran con el fútbol en las veredas

Y algo así como la vieja pena de mi niñez a la hora del ocaso
me viene de a chorros
llenándome de noche el sucio estanque de mi corazón

En noches como estas en las que no visito a nadie
casi siempre con las monedas contadas de los bolsillos
y descontadas de cualquier vida mejor
me compro dos botellas de cerveza y me las llevo a mi cuarto rentado
como mi vida rentada también

Y cuando subo las escaleras
tengo una mezcla de excitación y soledad
lloviéndome de a cántaros

Pero al final me gusta meterme en mi sucucho plagado de ruidos de colectivos
y abriendo una botella en las semipenumbras
teclear esta máquina

Pareciera entonces que todo va bien
pero por dentro hay luz roja
y la voz de siempre que me dice
"sos un miserable, sos un miserable"

qué más que los impulsos muertos y la sangre coagulada
qué más que escribir cartas sangrantes a los amigos que están lejos
qué más que desear la vagina aceitada de cada mujer que pasa
qué más para ser un poeta por las noches
qué más

En noches como estas en las que me enfermo de desolación urbana
la sonrisa de La Colorada vendiéndome el pan
me parece una muestra de afecto que no merezco
Mientras ella peina a su hijo y me mira con sus ojos de mujer casada
yo me siento bastante poca cosa al imaginármela desnuda
sentándose sobre mis rodillas

Pero generalmente siempre termino encerrado acá
esperando que alguien me toque el timbre
para invitarlo con cerveza
con la música de mi grabador
o a caminar por los puentes de hormigón río abajo

En noches como estas la vieja pena de mi niñez resucitada
es la única cosa que me grita algo en el silencio

Las ventanas de este barrio siguen huecas como nichos.




A la chica que me vende el pan


Tenés tu delantal a cuadritos
azul y rojo
y me vendés el pan todos los días.
Estás embarazada de seis meses
y tenés tu pelo negro larguísimo y recogido.
Tu rostro adolescente de la polinesia
nunca me sonríe.
Me decís
"¿alguna otra cosita?"
y yo te contesto
"no, por ahora no..."
y este diálogo se repite siempre
aunque haya diez personas esperando
o estemos solos a las nueve de la noche.
Y cada vez que me das la bolsita de papel
con las facturas de quince centavos
o la bolsa de náilon con dos varillas de pan
me saludás con un
"muchísimas gracias"
yo te digo
"gracias a vos"
y me voy.
Todas las veces nos despedimos de la misma forma.
Y cuando yo salgo a la noche
vos te quedás tejiendo sola bajo el tubo fluorescente
o seguís atendiendo
muy seria entre el gentío.
Vas a dar a luz en setiembre.



De noche soy proclive a la soledad


De noche soy proclive a la soledad
De noche cuando los cuerpos se arrastran por este sector del barrio
De noche cuando las calles yacen inundadas de humo de autos y de hastío
Soy Proclive a la soledad
De noche cuando las chicas caminan con sus cuerpos vestidos para otros
De noche cuando las mujeres llevan sus vientres madurados por otros
De noche cuando los callejones estrechos se apretujan de insomnio contra la niebla
Soy proclive a la soledad
De noche me hiela el alma la desolación de los sentidos
De noche cuando se activa esta parte de la ciudad entiendo que no me gusta saludar
De noche sólo puedo caer avenidas abajo entre el tráfico humano
De noche cuando todos se buscan a través de un amor fugaz
Yo sólo tiendo a la devastación animal de mi espíritu
De noche cuando mi vida perdida es la única que me espera en una esquina
De noche cuando las casas humanas son nichos vacíos
Yo sólo tiendo a la devastación animal de mi espíritu
De noche soy proclive a encerrarme acá
De noche paso como una sombra entre las reses de almas
De noche ningún cuerpo rozó mi cuerpo intacto de un abrazo.




Turno mañana


La moza del bar
turno mañana
ha llegado a las ocho y cinco
vestida de civil
y con una bolsa.
Ha bajado las escaleras
perdiéndose en las profundidades del bar
como en el hueco de un subte
y a los cinco minutos
las ha vuelto a subir
vestida con su delantal negro.
A las ocho y diez
sirve el primer café del día
Es un cortado al revés para un hombre que está solo
y que a juzgar por el opaco brillo de sus ojos
parece que no vivirá por mucho tiempo más.






Si es que aún tenemos algo




Para mi madre
que junto a mí aprendió a sangrar
y después no paró nunca más




vos que sabés mejor que nadie que la pobreza es nuestra hermana
abríle la puerta esta noche y hacéla pasar
y dejála entrar a casa

y no te dé vergüenza por la cocina sucia o los muebles destruidos
ni por el baño roto y sucio
ni por nuestras vidas igualmente rotas y sucias
ni por el abuelo muerto de pena en la pieza por falta de esperanzas
porque esta hermana comprende

y si la locura ha hecho un nido en tu cabeza y en mis manos
y si las ganas de partir
de no quedarse
de conocer y de soñar
nos ha enloquecido la vista y trastornado las ansias
y si tanta angustia de niño triste y de mujer divorciada
nos ha poseído nuestras almas
de nada sirve tratar de ocultarlo esta noche

que pase la hermana pobreza por la galería verde de porlan
que entre
que se sienta cómoda con nuestra austeridad y nuestra neurosis

y dale de tomar agua del aljibe sin hervir
y dale de comer el pan que siempre se nos echó a perder en la bolsa de hacer los mandados
y convidále mate cocido del paquete de yerba polvoriento como nuestras sienes en invierno
ahora que ya no tenemos nada que perder

y si las ansias de morir de una vez con un niño chiflado entre los brazos te ha poseído el alma
y si la obsesión de hacerte el amor sobre el colchón mojado de cáncer en donde murió el abuelo
y terminar adentro tuyo y morder la sangre de tu ombligo
me ha partido en dos mitades el sentimiento
de nada sirve tratar de ocultarlo esta noche


vos que sabés mejor que nadie que la pobreza es nuestra hermana
no la tengas esperando en el viejo galpón de chapas
con el tractor desarmado de tu nuevo marido
y el cereal de las gallinas mojándose en una bolsa
no la dejés pasar frío afuera
hacéla pasar
que entre y que soporte el frío de adentro colándose por los huecos
y la lluvia colándose por las chapas de los techos en otoño
y la humedad colándose por las grietas de las paredes
y el horror de vivir colándose por las galerías de tu piel y de mi sangre
hacéla pasar
que entre y soporte la enfermedad mental de nuestra casa cuando insultás a los santos
o cuando decís
"cómo no aborté antes de haberte parido a vos,
preferí haber parido a una víbora venenosa antes que a ésto"

que pase la hermana pobreza por la galería verde de porlan
y que se entere de estas cosas
por si no sabe aún
que ella misma también es todas estas cosas

y mucho más que las horas que pasábamos en el pueblo por las noches
vos yendo y viniendo al baño semidesnuda
bajándote los calzones en la puerta
y diciéndome que tenés cistitis
y yo con viejas revistas antena y unos libros de la conquista del espacio
siempre tratando de leer o de dormir
y al final pensando siempre en vampiros
chupándole la sangre a las mujeres del pueblo
o prendiéndose a tu vagina mientras menstruabas

y después vos que me llamabas para mostrarme el inodoro con el agua escarlata
y me decías
"¿ves ese coágulo, hijo?
es como una papa inmensa y vieja,
¿ves hijo?
eso es lo que tiene tu madre adentro"

y si las ganas de partir y de ser otros
y si las ganas de no habernos conocido nunca
ni de haber compartido jamás este loquero encubierto
bajo el nombre de familia
nos ha perturbado más de la cuenta
y si las ansias de no haber llegado jamás a compartir esa otra casa más grande
con el nombre de loquero
me ha partido la juventud y la infancia en dos mitades
entonces de nada sirve tratar de ocultarlo esta noche

y no más gente entrando a verte a vos a casa

y no más niños viniendo a buscar a tu pequeño hijo
entrando a verte a vos a casa

y no más la grandilocuencia ni la envidia
ni la lengua de las amigas que vienen a ver tu miseria
y a refregarte en tus narices enrojecidas por el llanto
la pequeña burguesía decadente de los pueblos
entrando a verte a vos a casa

y no más la gente que viene a ver en vivo y en directo las telarañas
y las paredes grises con tumores de humedad y de miseria
para reírse de nosotros a nuestras espaldas
mientras te dicen que sos una desgraciada
entrando a verte a vos a casa

pero aún tenemos los viejos sillones de fierros oxidados
para ese jardín con asador que nunca pudiste construir
y en ellos se puede sentar nuestra hermana

pero aún tenemos el viejo juego de cacerolas
que un tío te regaló para tu casamiento veintiséis años atrás
cuando él era joven
y tenía un traje y una corbata
y hoy se está muriendo de cáncer en un hospital público
con la esposa muerta sin que sus hijos lo vayan a visitar
y ahí podremos hervir el puchero de caracú a nuestra hermana

pero aún tenemos la vieja soga de la ropa
y también el galpón algo inservible
y ya no hay pieza en la casa que no se llueva para los huéspedes

pero sí hay en cambio un viejo colchón de dos plazas
estampado de humedad y forro verde
el viejo colchón con flores desteñidas en donde murió el abuelo
y estirándolo en el piso nos podremos acostar en él
nuestra hermana pobreza y yo
cuando otra vez caiga la densa noche de los pueblos

porque también deseo hacer el amor con ella
y si es posible dejarla preñada por igual
de miseria y de neurosis
y de amor sano y de amor insano
y de mis quejidos
y de mis gritos de niño salvaje corriendo por el campo

pero aún tenemos un juego de tazas cachadas
y varias cajas con revistas de cocina y recetas que llevan ricota y salmón
que nunca pudiste comprar
esas revistas que fuiste juntando a lo largo de los años
y esos papeles en donde copiabas de la radio
y me hacías callar
y yo gritaba más fuerte
y vos me decías otra vez que mejor habría sido parir hacia las cloacas
y no hacia el mundo
pero ya dije todo esto y no vale la pena repetirlo

y ahí tenés ahora todos esos papeles con recetas
ese diario íntimo de tu soledad y tu dolor en dosis de harina leudante
y media taza de azúcar
y dos claras batidas a punto nieve
y una pizca de polvo royal

no Má
esta no es forma de tratar a las visitas
a nuestra hermana
a nuestra tumba

y si los ojos están cavados por el horror y la locura
no te pido que sonrías
tan sólo mirá claro
y si la boca está fruncida en amargos pliegues decadentes
no te pido que sonrías
tan sólo mirá hondo

no Má
esa no es forma de hacer volver a casa a nuestra hermana

pero aún tenemos algo más que la miseria guardada en la alacena con cucarachas
esa alacena que colgó una vez mi padre que era carpintero
y tras colocarla ustedes discutieron
y él te pegó
y luego me dijo
"salí de acá vos"
y empezó a cogerte
pero yo no me fui
me quedé en la puerta
mirándote mientras vos gemías

y ahí está la alacena vieja con las planchas de panelco podridas
y la neurosis y la miseria aún siguen guardadas
en los tarros de leche nido

pero aún tenemos algo más que el dolor de haber vivido así
pero aún tenemos algo más

y todo lo que alguna vez esperábamos de la vida
podremos devolverlo en estos momentos
a nuestra invitada que aún espera tras la puerta podrida y sin traba de la galería
a nuestra invitada que aún espera tras la puerta de maderas sin lijar del corralón
esa puerta que hice una vez a los dieciséis años
cuando una tía nos dijo que no se podía vivir así
sin tener siquiera una puerta en el corralón
a nuestra invitada que aún espera tras el viejo portón de rejas oxidadas que da a la calle
y que otra tía hizo sacar para vender
porque decía que era de ella
y que nosotros no teníamos nada
ni siquiera el derecho de pasar por su patio
para entrar a casa

qué más era lo que esperábamos esta noche
qué más que esta pobre reunión de almas y ansiedades


vos que sabés mejor que nadie que la pobreza es nuestra hermana
abríle la puerta y hacéla pasar
porque aún espera ahí afuera
y es tan tímida y vergonzosa como nosotros mismos

ella nos pagará con algo de dolor compartido en estos últimos días
y el dolor que tuvimos siempre
y la locura que anidó en mis dedos y en tus sienes
también será compartida
y todas nuestras ansias serán más soportables esta noche
si es que aún tenemos algo

si es que aún tenemos algo.




Mirando una foto de mi madre-niña


La mayor parte del tiempo
las palabras salen bien
criatura
porque estoy pensando en tu pelo ennegrecido
por los paraísos de mi pueblo
y en tu voz de niña
y en tu saquito de lana en fotos en blanco y negro
Por eso la mayor parte del tiempo
las palabras salen bien
criatura
Porque trato de acercarme a vos
y tocarte
y decirte que algún día ibas a ser mi madre
Porque estoy pensando en tu pelo oscurecido
por las sombras de ásperas hojas de parra
o en la niñez que te quitaron
o en el hombre que te dio un hijo y se fue
y lo mismo hizo tu hijo más tarde
que también te dio un hijo y se fue
Y por eso vos seguiste así
en el pueblo por siempre niña
casada con otro hombre o en soledad
hablando sola o con los gatos
o conmigo que ya no estaba
o yendo a ver cómo armaban el nuevo parque de diversiones
Y por eso vos seguiste así
sin acusar recibo de la crueldad del mundo
Envejeció tu cuerpo y vos seguiste
por siempre infinita
Por eso la mayor parte del tiempo
las palabras salen bien
criatura
Porque pienso que tu alma es un inmenso jardín de paraísos
con hojas de parra
y niños que juegan con vos y con tu hijo
a la piedra libre.-




jueves, diciembre 13, 2007

gabriela bruch /poeta de fuego/banfield/buenos aires/ argentina



Postales



Postal de sábado en el suburbio.

Si estás ahí no es una pregunta , aunque así te la formule. Qué
noche , qué frío, cuánta humedad. Te estabas poniendo cianótico y eso
en Buenos aires, se paga muy caro. Creo que sin amor o algo así.En
este barrio suburbano todos viven malditos, descorchan botellas sólo
los sábados por la noche y luego se cuelgan de los balcones o se
asoman a sus patios a ver la luna que aparece neblinosa, como en un
cuento de brujas bonachonas.
El tiempo se les escurre entre los ojos, y vuelven a toser los días
lunes, con antibióticos y paracetamol encima de la campera, de la
cmisa de fuerza o del uniforme del trabajo.
Tienen algún sueño y lo dejan en Internet ,en un chat telefónico, en
la pantallita del celular. No se atreven a salir corriendo por las
calles empedradas y gritar a voz en cuello, eso, que estamos
necesitando tanto.


Postal de invierno en calle Leloir

Aquí va , la hechicera en bicicleta. Los árboles ya se han pelado.
Tienen frío. Qué raro, en este junio ella no padece de soledad.
Quizás el brujo que la pintó de violeta, quizás el regreso del que
siempre vuelve, quizás el amor de quién nunca será. Conjeturas
absurdas, si vemos que se detiene y con una camarita digital, intenta
atrapar las hojas de ese árbol que de rojo, vira al amarillo o al
naranja, pero las hojas salen grises en pantalla. Es el invierno,
dice. Es el invierno. Él no le puede mentir a los sentidos. Por eso,
la primera que se entera es esa camarita digital . Qué pedantería.
Pensar en captar lo inalcanzable. Si de eso es de lo ella se nutre
para seguir pariendo belleza y desolación, con las piernas bien
abiertas y al lado del abismo.





I

si el cuerpo se abre como un altar
y defenestra la decencia
pobre de aquel que no se tire al vacío
que no inunde de jugos el sabor
de una boca que pide a gritos





II

leo esos poemas y sé de dónde nacen
útero abierto sangrante
manos únicas venas rotas
una poeta se acerca a mi ventana
no podemos compatir más de dos palabras
el poema ya es demasiado en una mujer





III

si esgrimo un poder que no tengo
es sólo para conquistarte
para voltear esos recuerdos
para que te fanatices en la idea de mí
hasta morir hasta el último tajo
hasta estrujar la sábana
-menos no- más vamos por más





IV

vaporosa sensación se esfuma
como una hoja de otoño tiñe los gritos
me hace pensarte en la pantalla
sentado aburrido socorrido por la distancia
pero algo es más fuerte - decís -
esa energía que proviene de este lado del mundo
dónde la luna no es roja
pero presagia tormentas
dónde las lágrimas se vierten dulcísimas
al compás errático del clonazepán





V

no sé no sé toda esta inutilidad mía
sé hacer tostadas con manteca
y quemar las hojas
también interpreto textos y escribo poemas
el mundo se debate y yo escribo poemas
alguien se muere un niño se asfixia
el imperio fagocita la esperanza y el agua de los mares
la corrupción sale de las cárceles
el trabajo estupidiza tanto como la televisión
y mi rebeldía tan estúpida tan inútil tan sudaca
sólo escribe poemas.