La poesía es un inalcanzable oasis en medio del desierto.
El poema es la sed.
El resto son espumosos espejismos.
sábado, noviembre 13, 2010
daniel montoly - poeta y blusero - montecristy - república dominicana - reside en estados unidos de américa
LA CANCIÓN DEL TRASPATIO
Se estiró, efigie perezosa de extremo a extremo ocupando la cara mendiga. Brizna a brizna fueron saliendo sus notas profanas, como perfumes envainados en cacerolas de mármol. Echaron sus torsos a la lengua, se dieron al amor de la saliva. En los zaguanes entumecidos de la dentadura hubo un canto, una brisa letal del esófago: puente sin cobijo entre la idea y la sombra. Notas suspendidas a contrapunto, soplo pretérito, espina musical prolongada, que incesante, se multiplica en la boda del misterio. Sus notas viajan tibias, invisibles, se condensan como incienso de imágenes retóricas. Murmura lo que no dice, cae del cosmos narrado a la débil cintura de la realidad cruda. Hay una canción maloliente por coser en las axilas de todo hombre sastre, para que la cante otro una vez que la haya visto brotar del esófago.
Inquilino urbano
En los últimos recodos urbanos todo parece diciembre: se quiebra el sexo del alba, y las tardes se agigantan escaneando los ojos miedosos de los árboles callejeros. Los transeúntes acorralan sus ánimos con cigarrillos caóticos, tras los muros abarrotados con dolores de matices crudos y muertos. La luna voluptuosa exhuma su savia aviesa: alcohol para las junglas del cemento, y los pobres murciélagos hacen de parabrisas en los cristales de la noche. Es viernes: los sueños se alargan como lágrimas sin pasamontañas de vergüenza, y con dos piernas nocturnas en las esquinas melancólicas alquilan sus sonrisas ya enfermas. Recojo mi aliento triste, el frío reluciente avanza por mis médulas, arqueo mi rostro cansado, y duermo en los titulares de los periódicos como un eco débil y solitario.
Noche de magia en el subway
Acostó su silencio anciano en una esquina y su voz sin carne fue formando canciones con el puño; con sus soledades embriagadas hizo danzas ancestrales para turistas piadosos, ávidos por misterios que les hablaran del cosmos. Se adentró en otras latitudes, trajo un cuervo con alas de turquesas, una culebra etérea como la bruma enrollada entre sus brazos. Movió sus labios a dos cuadras y la brisa sensitiva, olorosa a humo, formó una jauría pornográfica de rumores en torno a su débil figura misteriosa. Se levantó de la sombra, recogió un puñado de monedas bicéfalas en un sombrero con fondo de inconforme, sonrió y se dejó tragar por una nube emplumada que circulaba con gruesos colores urbanos en medio de la noche estrellada.
"Le Bilboquet" A Boris Vian
Me duele aquí... en el alma misma, en ella traigo sus gritos negros con labios de trompeta con nudillos de hierro sonoro como truenos zigzagueantes. ¡Bañad mi espíritu con la sacra iniciación! ¡daros a beber del agua de su música! ¡Desnudad mi dermis de cuanto no necesito para ser de ustedes!. ¡Ungidme con sus dolores! Calzad mis huellas con sus misterios, daros un nuevo nombre para ser alegre, sintiendo los días como noches tras los blancos cortinajes del crepúsculo. Que al morir, las notas del Jazz escupan mi tumba. ¡Bailad sobre mis huesos tibios! ¡Sacad lo mejor de mí y arrojadlo al río Mississippi para que mañana nazcan de mi ser las partituras, y sean mis cenizas continuidad de la alegría. ¡Bailad! ¡baila todas las noches que el Jazz se ha hecho mi destino. ¿Y el cielo?... !Oh el cielo! Ahora piso el cielo en Saint-Germain-des-Pré.
La neurosis de Dylan Thomas
... La vieron, la barca subterránea ahogada por los chirridos de los pájaros sórdidos de Alfred Hitchcock alzarse con el cuerpo inerte de Dylan Thomas hasta su gruta. Adentrarse en el hondo ostracismo sin dejar rastros visibles en la superficie oleaginosa como impulsada por la boca mágica de un duende que abre río torbellinos en plenas rocas neurológicas. La vieron dejar una estela del vestido grisáceo enganchado en los incrédulos traficantes de cordura. Moverse en círculos, danzar desnuda igual a una serpiente líquida. Y el pobre rostro quijotesco, la enajenada voz de Dylan Thomas se adhería pávida a sus risas como un liquen, como el ala a un murciélago azufroso. La vieron, vieron su ígnea boca... porque la neurosis es consistente a las neuronas. Se ve, se huele y se mastica. La vieron, ya no lo digan que resucita de entre los muertos.
La belle époque
Los caballos dopados con morfina rozaban con sus crines la seda de los muslos de las prostitutas rumanas. Los gangsters con sus ametralladoras Tommis decoraban con arreglos florales las calles de Chicago y Marilin, -Sweet Marilín- silueta desnuda, mostraba al mundo como las proletarias enloquecían a los políticos. Y en aquel Sur, feudo de George Wallace, cada mañana traía al mundo sus tristes frutos y las baladas de Nat King Cole sin regocijo lo celebraban mientras en los casinos el jazz olía a muerte, y la sentencia de un juez a racismo.
Daniel Montoly (Montecristi, República Dominicana, 1968) estudiante de la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue finalista en el concurso de poesía Latin Poets for Humanity, ganador del concurso de poesía de la revista Niedenrgasse y del "Editor's Choice Award" de The Internacional Poets Society. Ha publicado en el Primer Volumen de Colección Sensibilidades (España, Alternativa Editorial), Maestros desconocidos de la poesía contemporánea hispanoamericana (USA, Ediciones El Salvaje Refinado), Antología de jóvenes poetas latinoamericanos (Uruguay, Abrace Editores) y en Jóvenes poetas cantan a la paz (Sydney, Australia, Casa Latinoamericana). El Verbo Decenrrejado (Apostrophes Ediciones, Santiago de Chile) Antología de Nueva Poesía Hispanoamericana (Editorial Lord Byron, Lima, Perú) y en la antología norteamericana: A Generation Defining Itself- In Our Onw Words (AMW Enterprises, North Carolina). Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués, inglés y alemán. Colabora activamente con diversas publicaciones literarias y dirige el blog The Wrong Side, dedicado a la difusión de la literatura hispanoamericana.
domingo, julio 04, 2010
ana perez cañamares, poeta con cicatrices, madrid, españa
LAS PIEDRAS
Durante las vacaciones recogemos las piedras que el mar nos regala.
Son las piedras con las que luego, en el invierno, reconstruimos las ruinas de nuestras guerras.
No sólo les pedimos que resistan. También que nos recuerden que el mar existe.
PERDONADME QUE AHORA JUEGUE
Cuando veo fútbol, tenis carreras de fórmula 1 no olvido que en otras cadenas siguen los telediarios. Mientras gritamos gol otro coche bomba explota en un mercado; antes de que acabe el set habrá diez palestinos menos; se apaga el semáforo y una vida más en Guantánamo.
Mis padres llamaban partes a los telediarios. Ellos sabían que la guerra no había terminado: mientras en el salón la tele vomitaba metralla, la radio en la cocina escupía recuentos de muertos.
Perdonadme que ahora juegue: el dolor fue una institutriz severa.
ALFABETO DE CICATRICES
Con pulso de artificiero escojo las palabras. Manejo con tacto la nitroglicerina de cada sílaba.
Por culpa de palabras mal usadas a mi corazón lo cruza un alfabeto de cicatrices.
DÍA DE LIMPIEZA
De qué sirve que limpie el polvo de las estanterías. De qué sirve recoger las pelusas de los rincones. Para qué sacudir las sábanas barrer bajo la cama pasar la aspiradora.
Hay un polvo que viene de afuera que la ciudad expulsa con sus toses. Y hay otro desprendiéndose de mí que cae como terrones de barro cada vez que abro el puño y suelto una certeza.
LA VERDAD DE LA MAGIA
En las manos de quienes me quieren las opiniones son puñales que se convierten en flores. De ellos aprendo la generosa naturaleza de los magos.
Lo que no acepto son las palabras de los que sin piedad critican; bajo sus chisteras se ocultan jueces que blanden sus martillos y su ceguera.
Cuando maté a Dios perdí todos sus trucos: con él se fueron la eternidad y el paraíso. Pero desde entonces no acepto de nadie omnipotencia ni trono ni dedo acusador.
(Pertenecientes al poemario Alfabeto de cicatrices, Editorial Baile del Sol, 2010)
ORTODONCIA
A través de la alambrada de mi boca tus besos tienen el sabor de la libertad.
Hija, si en algún momento, mientras estás ocupada en crecer -dura y lícita tarea- puedes mirarme a los ojos hazlo.
No te dejes las preguntas para cuando sea la misma voz la que cuestione y la que responda.
Mira que en esta familia tenemos la dolorosa costumbre de conocernos mejor de muertos.
GENERACIONES
Antes de morir, mi madre dijo mamá, ven mientras me miraba sin verme; yo dije mamá, quédate abrazando su cuerpo diminuto envuelto en pañales y olor a talco; mi hija dijo mamá, no llores y me acarició la cabeza consolándome.
Cuando mama murió, durante unos segundos no tuvimos muy claros los lazos que nos unían no supimos quién se había ido y quién se había quedado ni en qué momento de nuestras vidas estábamos viviendo o muriendo.
EL CONTRATO
A todo me he entregado como si fuera a durar. Con cada persona cada casa cada ciudad firmé un contrato escrito sobre la piel.
Para decir adiós he tenido que arrancarme las cláusulas a tiras. Así ha sido una y otra vez. Con cada persona cada casa cada ciudad.
La letra pequeña se esconde ya entre cicatrices.
LA TRINCHERA
Lo malo de la trinchera no es su húmeda estrechez. El barro y la sangre abrigan somos muchos aquí y las fotos que nos mandaron desde casa nunca se desgastan.
Siempre hay tiempo para una partida de cartas. Para el momento íntimo y juguetón de despiojarnos. Alguien que baila al ritmo de los tableteos lejanos de las ametralladoras o un buen imitador de generales que nos hace reír.
Lo malo de la trinchera es que no sabemos cuando tendremos que abandonarla.
(Pertenecientes a La alambrada de mi boca, Editorial Baile del Sol, 2007)
lunes, mayo 31, 2010
eduardo dalter - poeta de garra y palabra - buenos aires - argentina
5 poemas (2006 - 2009)
TIWANACU Los pueblos originarios vuelven
A Nidia, en Tiwanacu
Cuando la tierra habla, cuando las entrañas y los fondos estremecidos hablan, también lo hacen en sus lenguas milenarias sorprendentes, y redivivas bajo el sol. Cuando los lechos de las aguas hablan, lo hacen con sus minerales vastos, inmemoriales y profundos. Cuando las semillas y las raíces hablan, abren alas, ojos y caminos en el aire y en los pechos, como un irrumpir soleado de la vieja historia que alumbra todo (hasta la noche) y fertiliza todo, para proseguir la marcha.
Buenos Aires, 21 de enero, 2006
DESTINOS (Casi una poética)
Tu destino te sorprenderá cada momento. WILLIAM BLAKE
A José Antonio Cedrón y a José Emilio Tallarico
Desde qué orilla abrir, cerrar los ojos; desde cuál punto de qué orilla. Cada orilla, cada punto de orilla adelanta, en su cielo y horizonte, una respuesta diferente que supone cada palabra que se imagine o que se diga. Todo camino comienza a abrirse según donde decida afirmar uno los pies y hacia dónde apunte uno su historia y su mirada. Uno eligió –o eligió por uno el fuerte viento– cada segundo, cada rumbo, cada sendero ahondado o vasto y nada puede salvarse en un cruce ni en un momento solo que se abra. La suerte, o mala suerte, siempre estuvo despierta y estuvo echada como una apacible leona al pie del árbol.
9 DE JULIO Souvenir patrio
La nieve cae lentamente (cada vez más lentamente), como desde un sueño o un olvido, y así se ve también desde los umbrales desolados o sin tregua y desde los parques sin un alma, mientras va quedando todo, todo debajo y espumoso, como en una historia de alegrías y de sombras —una historia, una historia blanca, blanqueada—, todo neblinoso y semioculto, entre bullicios y reflejos, cuando la hora avanza, avanza, también lenta (casi solitaria), y anochece.
Buenos Aires, 9/ 10 de julio, 2007
LA LLAMA y el fotógrafo
Pobrecita; pero así, nadie la azota ni la hiere; sólo debe andar disfrazada como algunos de nosotros —en su caso con un sombrero rojo y una felpa bordada sobre el lomo—, y así toda la tarde, en el borde más arbolado de la plaza, donde tantas gentes cruzan, conversan, o se abandonan pensativas en los bancos de madera, hasta que alguien desea tener una foto de su niño con una llama reluciente de colores, y entonces todos se arraciman y sonríen, y la llama, por un momento libre del cordel, posa compasiva, indiferente y bella para siempre.
VAMOS, PUEBLO...
Desde aquel niño que iba por las trochas entre Oruro y Cochabamba y se perdía en la lejanía con sus llamas hasta estos años, estas contingencias, en que se debe escuchar, en voz rabiosa, "tumben al indio", hay una dura mar popular que ondea sentida desde El Alto a las fronteras. Una diaria historia vibra desde los pechos y los soles milenarios a las honduras polvosas de las minas y hasta los verdes más íntimos, laboriosos y soleados, bajo un flamear de memorias heridas, de brazos y de augurios.
Eduardo Dalter nació en Buenos Aires en 1947. Es autor, entre otros libros,de Silbos (1986), Bocas baldías (2001) y Hojas de ruta (1984-2004), editadoen 2005. Colabora en Casa de las Américas, entre otras publicaciones. Diseñóy coordinó los seminarios de poesía latinoamericana en la Facultad de Filosofíay Letras de la UBA.
lunes, mayo 03, 2010
Marta Goddio - poeta de palabras río - Llambi Campbell - Santa Fe - Argentina
El siglo avanza ciego entre la multitud
Se abre paso entre los muros
Se mezcla con la humanidad en eterno exilio
Millares de voces lo aturden
Millares de manos esculpen su abismo
Le tienden trampas
Pero el Siglo avanza, buscador innato
de los signos místicos
de los saberes antiguos
de las huellas perdidas
El siglo avanza con las manos quemadas
herido de guerra vaga por calles desoladas
mudando historias y personajes
Atraviesa sigiloso los submundos ocultos
El siglo avanza reclamando
Algo más que la lumbre transitoria de un verso
Es un desterrado más.
Sin tiempo para su tiempo.
***
SUCESOS MÍNIMOS
II PROFECIAS
Sucederá el tiempo:
las mares embravecidas
serenarán su oleaje.
Sus lenguas saladas penetrarán
el terciopelo espeso
de un cielo diáfano.
Será el tiempo en que la luna
parirá inmaculadas auras.
Infranqueables armaduras,
luminosas corazas
protegerán a los que aman..
Sucederá el tiempo
donde risa y trino
armonizarán en himnos
de universales conciertos
Sucederá el tiempo,
en que los buscadores
hallarán al fin, desnuda,
a la belleza
para abrazarla
definitivamente,
sin pudores.
SUCESOS MÍNIMOS.
III
Una legión de libélulas invade los parques
Presagio de tormentas.
Una rana gime por un auxilio inútil
presa de las fauces de una culebra
que la arrastra impiadosa
a la oscuridad del túnel de la alcantarilla.
Mientras tanto,
un hombre acomoda sus harapos
una estrella fugaz cae en una almohada
de sueños mendigos de ternuras
Se quema un nombre y deja en la frente
sus cenizas.
Mientras tanto,
un helecho resurge reliquia entre los escombros
un colibrí tornasola el aire en estela esmeralda
Y desde los balcones grises de los enigmas
los dioses olvidados barajan y reparten
los naipes signados de nuestro destino.
***
SUCESOS MÍNIMOS
IV
Viajo hacia el fondo del cántaro
que derrama todos los licores
en la copa infinita del asombro
A eucaliptus recién llovidos sabe la mañana
De pájaro recién nacido es el canto
Con sandalias de espuma exploro
universos de burbujas constelando
en la superficie del agua
Unas a otras se buscan
Juegan en las fronteras
de las formas imposibles
Se liberan, mutan sus figuras
hasta rozarse apenas
y sin embargo estallar
en multitudinarias gotas salpicantes de luz
cada cual cumpliendo su parte
compartiendo
la magnífica creación
de los sucesos cotidianos
**
Crujen los caparazones rotos
se rinden los sentidos
ante la efímera mueca
de la mar embravecida
*
Rompe el oleaje entre los peñascos
Por la línea del horizonte
en el azul más profundo
se fugan las gaviotas
Una bruma espesa las oculta
preservando misterios.
En la playa han quedado
las huellas de sus versos.
SUCESOS MINIMOS
V
L’ALMITA
El alma… l’almita…
Mariposa dibujando en vuelo
al mismo sol que la quema
L’almita…
Abriendo sus alas a la mano
en que confiada se posa,
Pigmentando el tacto, la huella
que sin querer la quiebra
L’almita…
Delicada transparencia
Frágil criatura
Vulnerable fluorescencia..
Peregrina silenciosa,
con el más débil suspiro,
le abre un tajo al cielo
implorando que la guarde..
Hasta que llegue el tiempo
Y la ternura libere
el beso que la sane.
***
SUCESOS MINIMOS
VI
Urgencias.
Urge atender el testimonio
de este cielo de infancias en flor
bajando en río caudaloso de miserias
inundando las calles y las plazas
socavando los murallones de esta ciudad ciega
Urge posar la mirada
en los desordenados ramilletes silvestres
creciendo guachos de abrazos
avanzando en oleajes de ojos que nos buscan
sin encontrarnos
hartos ya de promesas y de esperas
Urge ser gota de estas aguas
ser creciente en este cauce y en esta causa
de cascada blanca de risas sin dientes
de marionetas desnutridas
de infancias heridas.
SUCESOS MÍNIMOS
VII
Mientras una multitud de espectros
vaga por territorios inhóspitos
Mientras los cuerpos opacos, ruidosos
siguen el sinsentido juego forzado
de los flecos de la inercia,
una muchedumbre de siluetas
abre el capullo a los dijes naturales
Las copas vacías se colman
con el licor de la vida
suspende el péndulo la oscilación del viaje
el silencio anuncia con música de agua
un nuevo tiempo.
SUCESOS MÍNIMOS
VIII
Pócima de las musas:
Cuatro buenos pensamientos
macerados al rocío.
Tréboles tiernitos
florecidos de asombroso amarillo
Disolver un cuarto de luna líquida.
Dejarlo reposar hasta que aromen
Antes de servirlo,
Frotar suavemente las manos
en un puñado de espigas de lavanda.
Verterlo delicadamente
en el cuenco de una estrella
ofrecerlo a mano abierta,
sin temor al derroche
a todo aquel que encuentres
en los caminos.
Convidarlos
Convidarse
Con- vida –darlo
Con-vida-darse
SUCESOS MINIMOS
IX
A Belén Ramet, flor de Santa Lucía
que ha dejado el perfume de San Juan
encendido en los olmos de mi patio.
Trovadora
De los orígenes le llega el nombre
De las regiones de los nacimientos viene
De roca huarpe, corazón cordillerano
es la vertiente del canto que trae.
De los albores de sus ríos impetuosos
ella se revela trovadora de la luz
y se derrama en transparencias
desde los desiertos a las pampas.
Con la fuerza impetuosa del Zonda
atraviesa todas las murallas
Arenisca se me hace el alma
Remolino vertical que en su voz viaja.
Ella es la trovadora del Sol y de la Luna
de Huarac Hua, de los cerros mutilados
torrente de agua clara incitando a las piedras
tornarse poesía, cueca, memoria, tonada
SUCESOS MÍNIMOS
X
Por esas ciertas libertades
que aún no supimos conseguir
será preciso estar atentos
a las cadenas que no están rotas
a las mordazas que se ciñen
ahogando el grito sagrado
de este pueblo doliente y despojado.
Por estas ciertas libertades
que nos faltan conseguir
se requiere desenmascarar sin treguas
la conspiración de los fantasmas
Por la libertades que se nos niegan
es urgente desarticular las armaduras
de los urbanitas temerosos
solitarios vagabundos de la jungla
que aceleran el paso esquivando encuentros
en vertiginosa carrera hacia ninguna parte
De esta contemporánea maldición tantálica,
hace falta liberarnos.
De las mutantes caricaturas monstruosas
arrebatadoras de las risas, los encuentros,
la música, los sueños y la palabra
hace falta aún liberarnos.
Marta Goddio Llambi Campbell- Santa Fe- Argentina
martagt46 @yahoo.com.ar
martes, marzo 09, 2010
alejandro cesario - poeta de historias mínimas - buenos aires - argentina
Poemas del libro: “El Humo de la Chimenea” Ediciones del Dock, junio 2009.
“Al hermoso pelo ensortijado”
Oigan... Oigan... ¿Hasta cuándo van a seguir lamiendo esas migajas? No se dieron cuenta de que el viento ya los delató, de que dejó los cadáveres a la intemperie. La historia sisa retumbando en el pueblo como un bombo legüero. Estamos solos, pero solos de verdad. Tenemos una mirada impasible. Nuestros recuerdos arrastran una saña con un soso olor a tortura. No me hablen del amor como si fuese un teorema, hasta las luces yacen muertas. Nadie quiere comer esa basura, la miserable sobra del rico. Han logrado extinguir el fuego, lentamente nos van saqueando todo, excepto la miseria. Oíme... a vos... muérgano, bausano, oligofrénico ¿en serio te creés un ser superior? Tus complejos afloran por las sucias venas como la materia fecal de un pozo ciego desmoronado. Pero si sos un mendicante de la cultura. Tu zafiedad brilla como la luz del sol. Cuánta mirada deshaciéndose en los escombros de una realidad donde las quimeras vuelan como cenizas por los aires. Vivimos en la ciudad de los anónimos. No dejemos que las miserias gobiernen nuestros actos. No cierres los ojos, por favor... contemplá ese bello pelo ensortijado, cae con una beldad divina. Me estaba derrumbando como los barrios. Vos espantaste al fantasma de la soledad. ¡Qué hermoso pelo! No tiembles. Allá afuera está nevando, todo está blanco, parece otro paisaje, menos el humo de la chimenea de la casa de al lado. Yo te protejo del desamor, recuérdalo siempre. La noche yace quieta. ¡Qué hermoso silencio se apodera del ambiente! Paciencia... hay que saber esperar. Sos como un rayo de sol en pleno invierno abriendo los caminos nevados. Qué pies tan diminutos. Tranquila... yo te protejo del desamor, quizá sea lo extraordinario que pueda darte. Ya nadie se detiene, seguimos de largo sin sumergirnos en los paisajes. Qué pena... Qué pueblo sin memoria. La farsa y el mal gusto siguen gobernando nuestras vidas. Los trogloditas nos tienen de rehenes. Cómo no ha de haber miradas tristes, si propagan emanaciones de pesadumbre y desconsuelo. Escasea el sortilegio, los sueños, la verdad. Qué se puede esperar de esos corazones congelados, de esas almas laceradas, aturdidas por una balumba mental. El arte se ha esfumado. El arte es una ruina alimentándose diariamente y en forma histérica. Ya no hay escrúpulos para la blasfemia. Nos encontramos rodeados por hurtadores que quieren cubrir la avidez que llevan impregnada en sus mugrientas y ceñidas almas. Pero... ¿saben una cosa? su refugio los delata, su misma lacra los ahoga en sus reductos llenos de escorias humanas. Eso sí, logran conmover en forma grosera a un populismo alelado de bajo calibre mental. ¡Por favor...! ¡Detengámonos! ¡Reflexionemos! Ya sé que somos vástagos de un decurso malicioso. Salgamos de este velatorio, mutilemos ese aquelarre que lo único que desea es mostrarnos sus engendros envueltos con una meliflua mortaja llena de bacterias. Su pelo es suave como la seda, centelleante, desmesuradamente grandioso. Siempre o casi siempre está libre, vuela como una gaviota, el viento de pasada lo acaricia y lo envuelve para otra vez dejarlo en libertad. La verdad, no me canso de observarlo. Su rostro son vibrantes melodías de acordes sosegados. Su mirada me acompaña y sus dedos frágiles y diminutos acarician mis quimeras delatando su amor, apaciguando mis temores. Sus diminutos pies transitan el tedioso camino de mi sensibilidad. Su ternura es una gama de diversos colores, como un ópalo. Nos une esa misma luz que irradian sus ojos, sus traslúcidos ojos cargan con más estrellas que el cielo. Su nombre es un jade invadiendo todas las montañas nevadas. Eres una criatura con un latido sensible, balbuceas un amor demoledor, tu sexo se desnuda hoja a hoja hasta el infinito. El tiempo no pudo saquear su fuerza, su voluntad, su hálito. Eres como las nieves eternas. Sus lágrimas se deslizan hacia el mundo de la infancia con mucho dolor. Qué pena... Su alegría tiene el perfume de la vieja locomotora a pila. Su aura tiene tanta luminosidad y tanto misterio como su pelo ensortijado. Amor... siempre vas a seguir rielando con un sereno brillo, como la luna. Amor... menos mal que dejamos caer las mutilaciones de nuestros naufragios. Nadie debe abandonar su búsqueda.
“La tarde”
El otoño transcurre lentamente. Otoño… la estación más serena, la de más calma. Estoy en casa son las cinco de la tarde, hora del mate. El sol entra por la ventana del living llenándolo a pleno. Hoy comencé el día con cierta melancolía. Me cebo un mate. Suena Zamba Quipildor, su música me recuerda a las rutas sureñas, nieve, mucha nieve. Escribo cuando mi voluntad lo disponga. Mi escritura no responde a nadie, tan sólo a mí. Los lectores son muy escasos. De todas formas voy a continuar escribiendo y lo pienso hacer hasta el último suspiro. Me muevo en la vida con mucha discreción, algo que muy pocos hacen. ¡Qué hermosos son los otoños ablativos! Canto la canción que está sonando. Rutas, nieve, curvas y más nieve. Me cebo un mate. Abro una vieja revista y leo un reportaje a un escritor de Río Cuarto. Marco con un diminuto lápiz negro un párrafo. Me cebo otro mate. Como una galletita con dulce de sauco. Continúo leyendo. El sol ha dejado de calentar el nido. Me cebo otro mate y sigo leyendo…
“Esas diminutas huellas”
Desde la ventana del tren veo un campo infinito. El ascenso del sol le gana al horizonte a puro coraje. Toda esa imagen se superpone con el sonido del tren. Una lamparita, la última en apagarse le quita el brillo a la madera del techo. El sonido del tren cada vez es más fuerte. Desde el convoy se ve a la heroína locomotora hendiendo una de las tantas curvas. Llegamos a algún pueblo. Tierra… tierra es su olor. Nenes y nenas pisaban descalzos sus historias, sus rostros no son de felicidad tampoco de tristeza, sus diminutos pies van dejando una muy pequeña huella, la misma que será borrada con la nevada de la noche. Dos niños juegan a la pelota, la niña más pequeña hace de arquero, los arcos son a pura imaginación. La esperanza se pierde a la noche junto a esas diminutas huellas. Todo me parece demasiado grande, como la cordillera que pasa por este olvidado pueblo.
“Sentado en el bar”
Hoy desperté con ganas de leer poesía, necesito hacerlo desesperadamente. Recurro a Enrique Molina. Sentado en el bar de siempre veo un carrito extremadamente cargado. Una mujer, acompañada por un nene y una nena, ambos descalzos, revuelven la basura. Las ilusiones hechas añicos. Un olor a estafa va cubriendo un triste y caluroso atardecer. No quiero mendigar nada. Veo pasar al tiempo vacío, asesinado. Éxitos que no son éxitos, éxitos hundidos en el infierno, pudriéndose en el alcoholismo y la drogadicción. Mi mirada se pierde en la calle. Un manojo de preguntas pasan por mi cabeza. Alguien toma el colectivo de la línea 39. Sigo mirando la calle, la misma que tantas tardes acunó mi soledad. Los sinsabores se acumulan, leí una vez. Nunca una historia es huérfana. Muy pocos confiaron que podía escribir una novela. La calle es hermosa. Otro colectivo se detiene, todo es bastante rutinario. El barrio ha quedado a merced de unos locos llamados arquitectos ¡al barrio lo han asesinado! ya no hay poesía en sus calles se evapora con cada derrumbe. ¡Qué miseria! Los lameculos se bañan en agua bendita. Si desea escupa su opinión, desparrame su mierda no se la trague, no se llene de rencores, que el tiempo lo está destrozando, lo aburre la televisión sumergida en sus tetas falsas siempre son las mismas, como los jueces ¡qué farsa...! El tiempo para la gran mayoría es un problema, para mí no. El ocio es mi amigo, nos llevamos bastante bien, la lectura se ajusta a la perfección, la escritura suele aparecer de vez en cuando. Has dejado pasar el tren, me dicen algunos y otros lo hacen en silencio. Vendo el reloj Titanium, No me dan mucho, lo suficiente para salir corriendo y comprarle un perfume a Mel.
“Por el barrio”
Jueves, día nublado, de color amarillo. Ya es mediodía. Salgo de casa y voy a caminar por el barrio. Las nubes corren furiosamente por el cielo, cada vez hace más frío, eso me gusta. Un hippie me pide una limosna ¿será libre el hippie? nunca creí en ese tipo de libertad. La gente lo falsifica todo. La desesperación de sus rostros es la amargura de toda una vida. Casi todo parece ser una letrina de ridiculeces. No siento al presente como una ofensa, suelo ser un espectador anónimo con cierto lujo leo no menos de 50 páginas al día. Creo que te faltó soledad... La locura te ha... No has viajado, qué pena, la vida se te va. Demasiado compromiso social, Ya sé, es parte del circo, de la comedia diaria. Los salvadores sociales me repugnan la palmadita en la espalda métansela en el culo. Los profesores y maestros producen un efecto devastador en los alumnos, con sus pedanterías ahogan, matan la sensibilidad de cada alumno. El arte es aniquilado por los docentes a temprana edad, la palabra pasión les repugna, les causa náuseas. El docente es el primer peón de un estado asesino.
“La farsa”
El viento se enfurece más y más... su sonido es como el de una flauta. El otoño borra el maloliente verano. Sus diminutos y hermosos pies se sumergen y pisan el tormentoso pasado. Miro por la ventana y percibo que el frío está haciendo estragos, eso me pone de buen humor, me da cierto alivio, como cuando terminé el colegio secundario y concluyó la farsa. Ya nadie me pregunta si trabajo se han resignado aunque de vez en cuando me preguntan si gano plata escribiendo ¿vendiste algún libro? Suelen decir. La ronda de la envidia nos circunda todo el tiempo, hay que ignorar todo comentario se hace tan necesario como respirar. Diplomacia... diplomacia, el arte de los ricos para seguir aplastándonos como ratas. El trabajo es dignidad ¡por favor! ser esclavo no da dignidad a nadie. El yugo diario te aniquila. Vivo en pleno anonimato, camino mucho, corro bastante, viajo de vez en cuando, leo todo lo que puedo y hago el amor muy seguido. Escribo cuando mi conciencia me lo dicta. De los libros robo todo lo que puedo, así me muevo en la vida y no creo que deba hacer mucho más. Tengo hábitos que no quiero cambiar, para muchos pertenezco a ese grupo denominado... ¡pero yo les aseguro que no! soy tan simple como una hoja de otoño. ¡Todavía hay literatura en estado puro! a ella me aferro sobre su yugular.
“Pedro”
Pegados a las vías del ferrocarril, se instalaron a vivir diez familias. Cada una de ellas levantó una casilla, que resaltando el buen gusto todas se parecían bastante. Dichas casas estaban compuestas de tres elementos: cartones, chapas y plásticos. Todos los habitantes tenían un oficio en común, que por suerte no era de vocación sino de pura necesidad, como suele decirse. Eran cartoneros, años atrás se los llamaba cirujas. Se alimentaban comiendo algún tipo de guiso, que en forma milagrosa Pedro se encargaba de preparar. La solidaridad que reinaba en el ambiente perfumaba al viejo ombú, que de tanto respirar los gases tóxicos de los autos se encontraba enfermo. Pedro era el último en irse a dormir. Sobre una pila de cuatro colchones, que le servían de cama, silla y mesa garabateaba algunas ideas sobre un cuaderno en pésimo estado. Según solía decir, acariciándose la tupida barba blanca -todos los días me siento a escribir es lo único que me llena, tengo la voluntad de un maratonista.
“Hombre desesperado”
Dos de la tarde. Compro el último pasaje que queda con destino al Turbio. Despacho la mochila y subo al avejentado micro, me siento en la última fila. El viaje dura cuatro horas. Selecciono un CD de música clásica y enciendo el Discman. Pasando al aeropuerto de Gallegos, la persona que estaba sentada mi lado dice: perdoná que te interrumpa pero necesito hablar. No hay problema, le respondo apagando el Discman. Tengo ganas de matarme, me lanza el hombre, pero soy tan cagón que no me animo... Entonces olvidalo, fue lo primero que me salió decirle. La charla continuó hasta llegar al Turbio. Tomamos unas cervezas y luego de un largo rato el hombre ya con más ánimo se fue trepando lentamente una sufrida callecita del lejano pueblo minero.
“¿Por qué estaba abierta la puerta?
Siento temblar a la ciudad ¡escucho gritos! Los oscuros y asquerosos rascacielos están desnudos. Escucho el sonido de un tren eso me da algo de calma. Los pasillos del subte huelen a fracaso la gente se atropella sin necesidad. Algún escupitajo moja una vereda mugrienta, por mis venas corre algo de melancolía, no mucha, lo suficiente como para sensibilizarme ante tanta putrefacción. No voy a torturarme en pensar en mis horas perdidas. El recuerdo de la puerta del garaje abierta es imborrable la muerte se presentó de lleno.
“Una tardecita en la Patagonia”
Seis de la tarde. El paisaje que tengo de frente son las montañas. Unas pocas hojas y termino de leer L´ambigú ¡qué obra! para que los críticos cierren el culo. Mel y Uli se quedaron en la cabaña alquilada saben que si no leo me desespero. ¡Bendita soledad! leo, leo, ¡qué milagro! esa es una de mis bendiciones. Los árboles parecen haberse enfurecido. Pocas personas caminan por la calle, el termómetro colgado de la farmacia de la esquina marca dos grados bajo cero quizás nieva. Cinco páginas y termino L´ambigú. El viento sopla con furia me hace feliz escuchar al viento, me pido un té de frambuesa. Cierro el libro, lo que me resta por leer lo dejo para después de cenar. Miro las montañas con sus picos nevados escucho el salvajismo del viento como queriendo arrastrar todo lo que esté a su paso.
jueves, febrero 25, 2010
coriolano gonzález montañez poeta del fin del sueño santa cruz de tenerife - islas canarias - españa
del libro RETORNO (The dream is over)
DECADENCIA Here comes the flood. Peter Gabriel
Sabía que eras tú, fueron tus únicas palabras. La habitación, entonces, se tornó difusa mientras el sol asomaba tras las cortinas y alargaba la sombra de los jarrones de polvorientas rosas de plástico. Me he acostumbrado a vivir entre silencios. Supongo que es debido a mi naturaleza ochomesina: la carencia del tiempo de soledad suficiente en el útero lo he suplido con la contemplación del vacío y con la espera por los cambios estacionales. (Pero esto no es asunto para este poema). Tus palabras quedaron suspendidas en el haz tenue de luz mientras muy lejos la música pincelaba memorias: viejos árboles sagrados, cementerios luminosos sobre la colina, niebla y viento en la tarde de verano. Aún sentía tu respiración cálida cuando con suavidad colgué el teléfono: había llegado la hora del reconocimiento, de sabernos solos y únicos en un mundo que agonizaba. Abrí la puerta y me encaminé hacia el acantilado. Las gaviotas ascendían por sus paredes aprovechando el viento cálido de las piedras y luego se lanzaban en picado luchando contra las turbulencias de la marea. Me asomé al abismo. Contemplé las rocas teñidas del blanco del guano. Aspiré el salitre intenso de un océano siempre violento y busqué mi hogar otra vez y otra vez como he hecho desde que mis huellas abandonaron la arena primigenia. Desamparo y cenizas es todo cuanto ha dado forma a mi sombra. Ellas, las cenizas, han teñido de negro mis manos y mis palabras mientras me asomaba en todas las rendijas, en todas las ventanas, incluso cuando ya había entendido que tú eras mi hogar, el mástil al que asirme antes de que llegara la tormenta y me hundiera o te hundieras definitivamente en sus entrañas. Y entonces llegó el diluvio. Cayeron los muros y las máscaras (aunque esto ya lo escribí en otro poema) y la desnudez nos hizo comprender. Siempre supiste que era yo, incluso cuando me sentaba a contemplar el teléfono y no marcaba y mis susurros inundaban la habitación. Como una bestia henchida, incapaz de contener el ímpetu del deseo, de la rabia, inflamado de sangre, moribundo, buscador de una sola palabra que llenara mis labios resecos y salados, me inmolé pleno de hambre y de sed. El diluvio, este diluvio de dolor y lodo que arrasó todo vestigio de vida, sanará mis pecados, pero ni a ti ni a mí nos llegará la redención. Mi cuerpo tendido, destrozado sobre las rocas buscó una última imagen que me acompañara en el tránsito. Pero la he olvidado. Acaso esté en tu mirada.
QUIZÁS SÓLO FUERAN TRAZOS Decades. Joy Division
Me sentaba en el sillón y cerraba los ojos mirando hacia la pared. Como un arquitecto, como un demiurgo, erigía los muros que sostendrían el devenir. Nada quedaba sin componer, ningún detalle se dejaba al azar.
Contemplé a mis hijos. Amé y fui abandonado. Deambulé por lejanas tierras. Vislumbré las muertes y lloré por ellas.
¿Qué vida puede vivirse si ya ha sido vivida cientos de veces?
¿Dónde hemos estado? Los susurros nunca nos hicieron libres porque nada podía reemplazar al temor que nos provocaba lo mutable de nuestros sueños.
Tantos años vividos en segundos y sin embargo ni un solo trazo en el papel.
RELACIÓN DE VECES QUE TE HE VISTO BAJO LA LLUVIA Purple rain. Prince
Cuando era niño, en las mañanas de invierno, mientras esperaba el transporte del colegio y me ponía de puntillas para llegar a aquel agujero, dejado por una ausente bola de adorno en la pequeña columna, y comprobar si había agua, te vi por vez primera.
Luego nos refugiamos del chaparrón repentino en un portal oscuro que olía a humedad y vejez. Empapada, me pediste la chaqueta para cambiarte y entrar un poco en calor. Mientras te quitabas la blusa, avergonzado, me di la vuelta e imaginaba un sujetador blanco como tu piel.
La última vez, corría solo, calado, sorteando charcos, deteniéndome durante instantes bajo los balcones, con un termo y un biberón a resguardo dentro de un bolso que me colgaba del hombro. Mi hija hambrienta esperaba en el interior de una cafetería, la lluvia goteaba por los cristales de las gafas y me impedía ver.
LA MIRADA Y LA LLUVIA. When the leeve breaks. Led Zeppelin
Mi padre se desayunaba un tazón de leche y gofio muy espeso. Picaba con parsimonia trozos de queso blanco sobre la mezcla. Luego con ágiles cucharadas colmadas acababa en pocos minutos. Con la mirada perdida en algún punto del recuerdo, no reparaba en el retorno de la lluvia.
(When the leeve breaks I’ll have no place to stay)
¿Cuántas veces pensé que era el momento de partir? Padre, la puerta no podía detener los horizontes. Ni siquiera el abrigo de lo que entonces llamaba hogar.
(Los ojos de mi padre sostenían los diques de la tormenta).
LA MUERTE SE ENCUENTRA SIEMPRE AL NORTE. This time tomorrow. The Kinks
En 1969 ó 1970 observaba de pie la carretera desde dentro del Autobianchi Primula 65C azul marino, matrícula TF-48840, que mi padre conducía por la Autopista del Norte. Por la conversación intuyo que algún familiar lejano, que había vivido más de noventa años, acababa de morir y que íbamos a su duelo. Realicé mentalmente una operación y me di cuenta de que me quedaba casi toda una vida antes del fin, de que no había nada de qué preocuparse. Hoy tengo 43 años y ya no puedo otear la carretera desde dentro de aquel coche.
CONFIDENCIAS Sympathy for the devil. The Rolling Stones
Yo tomaba cerveza y ellas Parfait Amour.
El roce sobre el asfalto de los barrenderos y el chapoteo de las primeras ruedas sobre los charcos llenaban de dulzura las horas tempranas del día.
Nos escondíamos tras el humo de los cigarros mal aplastados contra el cenicero y me hablaban de bolsos estampados contra los parabrisas de los coches. Yo, de Rimbaud o Baudelaire.
Pronto, los basureros terminaban el trabajo y, al entrar en el bar, nos miraban, (quizás debiera afirmar que con lujuria). Nosotros continuábamos con nuestra cadencia.
Apenas despuntaba la mañana y la barba ya les había crecido al ritmo de palabras, mientras nos emplazábamos en un futuro irónico: ellas estarían casadas y yo habría publicado libros de poemas.
ESTE POEMA NO EXISTE Shake dog shake. The Cure
Todo cuanto se relaciona a continuación jamás sucedió.
Mi amigo agarraba con fuerza la ventana del coche y lo sacudía violentamente al ritmo de la música.
Quienes se dirigían a la plaza miraban con desagrado. El volumen -altísimo- competía con la orquesta de salsa.
Mi amigo degustó los intrincados caminos del ácido. Abrió las puertas. Su mirada jugaba con el blanco y negro del recuerdo de cementerios nocturnos. Como un siniestro caballero de la noche repetía los tópicos y los sublimaba.
Aquella noche escupía. Escupía sobre la comida, dentro de los vasos, sobre la gente. Y allí escribía el poema, los versos que le bullían y para los que no encontraba palabras. Halló el poema en los gestos, en la virgen que ansiaba para saciar su propia virginidad, en el sueño de la muerte.
Y, aunque hubo otras noches, sé que sólo allí, en aquel lugar, justo en ese instante, las puertas se le abrieron.
Después -pero todo esto jamás sucedió- sólo hubo silencio y el rostro que no quiso volver a mirarse en los espejos.
Mi amigo murió aquella noche.
Shake dog shake
El tiempo que transcurrió hasta que un cáncer lo devolviera a la muerte no cuenta.
CODA (Richard Wright ha muerto)
La lava de Pompeya se ha detenido en esta noche sin luna. Un perro aúlla y el eco se clava en las sombras.
biografía
Coriolano González Montañez
Nació en Santa Cruz de Tenerife en 1965. Es licenciado en Filología Hispánica.
Ha publicado los siguientes libros de poesía: Dublín, entre el mar y la sangre, premio de poesía «Félix Francisco Casanova» (1984); Aquí en mi puño (1984); Este último milenio de sombras tras tu recuerdo, premio de poesía «Ciudad de La Laguna» (1987); Las llanuras del desierto (1991); Conjura del silencio, «I Pre-mio de poesía El Escribidor» (1993); Cuaderno irlandés (2000); El viaje (poemas 1984-2000) (2002); Las montañas del frío (2005); El tiempo detenido (2006) y Otra orilla (Cuadernos de Guillermo Fontes) (2008).
Figura en las siguientes antologías: La nueva poesía canaria, realizada por Antonio García Ysábal (Madrid, 2001); Los transeúntes de los ecos. Antología de poesía contemporánea en Canarias (La Habana, 2001); Poetas de corazón japonés. Antología de autores de «El rincón del haiku» (Salamanca 2005); Perro sin dueño. II Concurso Internacional de Haiku (Albacete, 2008) y Atlantopía. Breve antoloxía de poesía canaria contemporánea (Pontevedra, 2009).
Como crítico, ha publicado sobre Eugenio Millet Rodríguez el libro Pasto lascivo y otros poemas. Obra poética incompleta 1979-1990 (2002). Ha sido traducido al rumano, al gallego y al amasik.
alfredo palacio - poeta del amor cortés en un mundo descortés - buenos aires - argentina
“porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe”
LUIS CERNUDA
TU CUERPO, SUPONGO
es un tallo fino y sombrío
ajeno aún
a mis manos y sus avenidas.
Y tal vez para siempre.
Un misterio profundo
como el salitre de una letra desconocida
como el doblez de las grandes cosas
de las causas por las cuales
cada tanto
se deja hasta la vida.
Tu cuerpo
vereda impar para mi acertijo
sol inverso
luna indecisa
en su paso hacia el azúcar.
El último hechicero que consulté
no supo decirme nada
aunque en su mirada perdida
adiviné tanto desconcierto
como el que duerme conmigo cada noche.
inédito
TANTAS VECES ES MÁS FACIL, CÓMODO, SEGURO
preparar pañuelos de despedida
pensar palabras para la ocasión
que temblar con el fuego que nace ante nosotros.
Un salto al vacío
cruzar otra frontera con el corazón.
Tantas veces es mejor
pensar en el barco que partió
escribir un poema triste
recordar
un rostro amado que ya no está.
Tantas veces es más fácil
seguir ordenando las cosas
sacarle el polvo a viejos adornos
que comprar una muñeca de arroz
un pétalo sin nombre
a quien queremos descubrir.
Y cuando hablo de descubrir
nombro
la ilusión que se renueva
besos de otra talla y color
también otro salto al vacío.
La piel que acaso esperamos siempre
ya llegó
y no queremos ver.
De “SEGUNDOS AFUERA”
2009, Libro Inédito
PESA TU SILENCIO
como gotas de estaño en los jazmines.
La distancia hunde su diente
esconde tus ojos
todo brilla en falso.
Huecos de furia y sal.
Tu nombre
se escurre con la tarde
y su sombrero gris.
Las esquinas doblan del revés
y ya no se ven
amantes sueltos por la calle
ni abanicos frotando el aire.
La ciudad duerme sin pena ni gloria
no hay cabellos en desorden
teléfonos en guardia
ni la mínima señal
de la noche y su acertijo.
De “SEGUNDOS AFUERA”
2009, Libro Inédito
OSCURO FILAMENTO
conecta tu pasado y mi futuro.
...................................................................Pura quimera.
Amor hundido
jadeante
moribundo en estos días.
El bisturí que utilice
debe ser muy preciso.
Presiento
que ante la mínima vacilación
habrá
dos muertos de tu muerte.
De “FILAMENTOS”
Ediciones Del Dock, 2007
NO SE SI ES PRUDENTE
dar a luz este poema.
Es que no habla de la noche
del amor ni de los barcos.
No habita ventanas
ni hunde sus pasos en el mar.
Carece de magia y silencio
sus labios nada besan
y ha perdido el tacto
en cualquier otra cintura.
Faltan el riesgo y la nostalgia
los bordes de sal
la desmesura.
No tiene fuego
furia
ni aún
el más común de los lugares.
Olvidó el tabaco
los licores
cada color que baja la escalera.
No hay pájaros ni asombro
azufre, sándalo o trinchera.
Si hasta el papel y los latidos
decidieron ausentarse.
No acuden el sexo y la memoria.
Frutas, música y corceles
no son su fundamento.
Nada late
no hay esencia.
Y yo también
estoy en otra parte.
No sé si es prudente
dar a luz este poema.
De “FILAMENTOS”
Ediciones Del Dock, 2007
FOTOS DE ESPARTA Y ABISINIA
Cancún, La Boca o Portugal.
Al fin y al cabo
todo paisaje es propicio
cualquier lugar da lo mismo
cuando hay algo que decir
o callar.
En medio de este hervidero
donde nadie se detiene.
Donde los gestos pasan al olvido
y todo tiene precio
sin permiso de la piel ni de los labios
habrá que admitir
que la palabra ocupa mucho espacio
la cultivan miserables
y lleva tiempo criarla.
El cuarzo de los relojes produce
un tic tac lejano al corazón
distante de los sueños
y de esta insistencia
que respira en los escombros.
De “FILAMENTOS”
Ediciones Del Dock, 2007
LA MIRADA DEL TIGRE
conjuga cristales con su presa.
Ella cae
le ofrece un labio
la luna de sus dientes
el deseo
de todos sus costados.
El tigre suelta su origen
merodea
mide los racimos.
Y decide llevarla de la mano
al sudor de sus rendijas.
De “SEGUNDOS AFUERA”
2009, Libro Inédito
EL VAPOR DE LOS ANDENES
nos iguala a todos.
Changarín y canillita
mendigos y doctores
la puta
y la monja que enhebra su rosario.
El vapor de los andenes
nunca tiene nombre.
Pasaporte común
boleto de ida
horarios sin sentido.
Y sueños como rieles
siempre paralelos
en medio de la nada.
De “SEGUNDOS AFUERA”
2009, Libro Inédito
ADÓNDE ESTABAS
cuando hacía la última apuesta
con la única ficha
que había sobre el tapete.
Adónde, amor, adónde.
Era el momento del no va más
todo a color
ninguna calle.
Hay que jugar a pleno
cuando el tiempo es escaso.
Adónde estabas
adónde llevaste el verde
sus números
la chance que quedaba.
La jugada final
donde siempre imaginamos
que podemos torcer la suerte
acaso ganar
porque salir hechos
ya no alcanza.
De “SEGUNDOS AFUERA”
2009, Libro Inédito
A DOS CALLES DE ESTA CASA
pasan cosas extrañas.
Hay un hombre que dice
que no morirá de amor
una mujer que insiste
en no esperar su príncipe azul.
También un niño porfiado
que no quiere ser lo que soñó.
A dos calles de aquí
un viento extraño palidece los arbustos
un sol negro se posa en las terrazas
los negocios abren a la medianoche.
Y aquí en el 4º C
el inquilino que tiene mi rostro
pregunta por mí.
Y la verdad
no sé que decirle.
de “SEGUNDOS AFUERA”
Libro Inédito
jueves, enero 07, 2010
carlos carbone - poeta de palabras y convicciones - buenos aires - argentina
ÁSPID
Este poema es una venenosa serpiente que arrastra antiguos ecos por la memoria de la lluvia con su ojo de piedra y su lujuriosa lengua busca caliente sangre en la pesadilla de los corazones.
Este poema si muerde inevitablemente te dejará agonizando eternos jueves girará tu cabeza en el estupor del silencio se prenderá fuego tu escritorio y tu sarcasmo.
Este poema cuando ataca es mortal su mordedura traerá fiebre rotos espejos y eternas sombras.
Este poema es una venenosa serpiente
Y MATA!
CAZADORES (a Marcos Silber)
El camarógrafo se acerca al león es encantador ver el entusiasmo por su toma cada vez más cerca de su presa.
El poeta se acerca al poema es encantador ver el entusiasmo por sus palabras cada vez más cerca de su presa.
El camarógrafo sigue al león. El poeta sigue al poema.
El león merodea y de reojo mira su presa.
El poema merodea y de reojo siente el calor de su presa.
El camarógrafo se queda sin aliento cuando el león avanza sobre él.
El poeta se queda sin aliento cuando el poema entra en él.
El león salta sobre el camarógrafo.
El poema salta sobre el poeta.
El camarógrafo huye.
El poeta no.
ESCRIBE (a Eugenio Mandrini)
Escribe sólo lo que duele Lo que alegre Lo que muere Lo que vive Lo que explote en las manos Lo que enferme Lo que sane Lo que ahuyente a las brujas Lo que caliente al cielo Lo que enfríe el infierno
Escribe sólo de los hijos Y de los jóvenes Y de los amigos nobles Y de los trenes que van Y de los sueños que dudan
Escribe sólo si llueve Y si hay sol Y si un tsunami Y si sopla el Zonda Y si sus ojos se cerraron Y si sus ojos nos guían Y si mañana chocan los planetas Y si la humedad hace sudar
Escribe si ella llama O si ella quiere O si ella puede O si ella aúlla en tu cama sin colchón
Escribe sólo si todos toman la sopa Si todos ríen Si todos festejan Si todos abren las puertas para ir a jugar
Escribe a la fuerza del caballo A la potencia de la hormiga A la paciencia de la vaca A la grandeza del oso O a la ternura del elefante
Escribe sólo al hombre nuevo Y al hombre viejo Y al hombre feroz Y al hombre que orina la mesa mientras come
Escribe mientras caminas Mientras duermes Mientras haces el amor Y mientras todos se hacen los distraídos
Escribe en tu confortable estudio O en la mesa de un bar O arriba del bus O mientras te dispersan con gases por pedir justicia
Escribe con tu mejor lapicera Con un lápiz nuevo Con tu flamante laptop Con un pedazo de carbón O con tu misma sangre
Escribe para que todos O para que ninguno
Escribe arriba de un barco O bajo el agua
Escribe para vencer Como si fuera la última Como si mañana fuese una utopía
Escribe como un loco Como un cuerdo Como un insano Como un liberado Como un niño que recién aprendió la letra a
Escribe para que todo cambie aunque no se muevan ni las agujas del reloj Escribe y no seas correcto No seas impúdico No seas cómplice No seas perfecto
Escribe aunque la hoja siga en blanco
Escribe para que la muerte no.
QUIEN ESCRIBE UN POEMA (a Carlos Levy)
Quien escribe un poema abre el horizonte ventanas a los magos abre
Aleja sombras frías que ni siquiera mojan ordena las bravuras del fuego le pone timbales a las manos abandonadas señales de vida en medio del cementerio pone.
Quien escribe un poema odia los pañuelos descartables los sueños descartables y las mujeres descartables extraña los amigos idos y a los amigos que vendrán también extraña.
Quien escribe un poema es viento y lluvia y sol en la convulsa belleza es un reloj de arena y un Dios que enmudece esperando es un desnudo nocturno y más, mucho más, es.
Quien escribe un poema tiene amores y muertos y un carnet guardado con la foto amarilla y un deseo al borde del desborde.
Quien escribe un poema profesa todas las religiones y es ateo y bebe y come con las manos del caliente plato popular.
Quien escribe un poema lleva una violadora llave y abre puertas cabezas y piernas también pierde apuestas y sigue sigue, porque quiere que la vida o la muerte lo encuentre con pájaros en sus ojos y un lápiz (la verdadera tierra prometida) en la mano.
PIEDRA Y PALABRA ‘En medio del camino había una piedra había una piedra en medio del camino’. Carlos Drumond de Andrade
El destino del hombre esta lleno de piedras. También esta lleno de palabras.
El camino se hace con piedras. El camino también se hace con palabras.
Algunos arrojan piedras al opresor. Otros le lanzan palabras.
Algunos parten la piedra. Otros astillan las palabras.
Algunos levantan estatuas de piedras. Otros hacen monumentos con las palabras.
Algunos se paran sobre una piedra para ver más lejos. Otros lo hacen sobre las palabras y rompen el horizonte.
QUE LA POESIA TE TOQUE
Que la poesía te toque con su mano de luz con su vuelo de gorrión con su aire arriba de la cuerda.
Que la poesía te toque con su ojo de nodriza con su lengua de gato con su ardor de lluvia nocturna.
Que la poesía te toque en el rincón del desastre en el nudo de tu corteza en la brumosa pluma de tu seno.
Que la poesía te toque y te hiera de muerte y te convierta en tinta sartén o tormenta de espejos.
Que la poesía te toque y sea definitivo una cruz un hogar de animales salvajes.
Que la poesía te toque y revierta tu realidad y pudra tus lágrimas y despierte el feroz umbral de tu pecho.
Que la poesía te toque y la música para siempre y los relámpagos por siempre y el despertar siempre.
Que la poesía te toque Y tus pies sean terremoto sobre el mundo.
Que la poesía Que la poesía te toque.
ESE HOMBRE (a Pablo Marrero)
Uno soporta la intemperie del mundo sin saber casi nada afuera, los ojos de la noche tiritan contra los ventanales inofensivos hombres deambulan con sus penas grandes otros hunden sus colmillos sin perder el sueño.
Uno es un barco y su pecho un océano entonces construye la fábula del mar y enciende la lámpara para que nadie se confunda.
Ese hombre es un puerto y en su rostro sobrevive la memoria.
FIEBRE
Esa fiebre fermentaba en los huesos.
Sin embargo el viejo viento hacia flamear los dientes de la noche casi sin fuerzas y sin auspicios la inocente erosión desconcertaba al frío y fue evidente el revolver que todo acalló sin piedad alguna al reloj que dormitaba en la pobre mesa del poeta.
ESE JARDIN
Miro ese jardín prolijamente ordenando pongo énfasis en esas rosas con un rojo que estalla y en el blanco jazmín que golpea acariciando.
Ese jardín a veces queda lejos de la mano duele tanto orden mágico y tanta belleza definitiva.
Me encantaría desordenarlo con la mirada.
LAS PALABRAS MERECIDAS (a Norberto Corti)
Cada poeta tiene las palabras que merece.
Los mejores poetas tendrán las mejores palabras los otros, tendrán las otras.
Los poetas del amor tendrán palabras dulces y calientes.
Los poetas de la indiferencia tendrán palabras olvidables.
Los poetas de la libertad tendrán palabras que rompan cadenas.
Los poetas de la guerra palabras que huelan a pólvora tendrán.
Cada poeta tiene las palabras que merece
Los que tienen colores en su corazón vivirán escribiendo rojo, verde o azul.
Los que tienen mar en su corazón escribirán sal o arena y hablaran de barcos encallados en el puerto.
Los que tienen trenes en su corazón escribirán sobre vías, andenes y de relojes que atrasan despedidas.
Los que tienen lluvia en su corazón hablarán con agua, truenos y de mojadas calles.
Cada poeta tiene las palabras que merece.
Los poetas herméticos no sé cuales son sus palabras. Los poetas de la amistad hablarán de manos, abrazos y vinos eternos.
Los poetas del dolor dolerán en sus palabras.
Los poetas del recuerdo tendrán en su boca la palabra madre y volverán a su niñez.
Cada poeta tiene las palabras que merece, los otros solo armaran frases ingeniosas pero nada arderá cuando las digan.
DONDE PLANTAMOS EL ROSAL?
Dónde plantamos el rosal? Bajo la ventana de los chicos? En un lugar donde dé sol por las mañanas? Contra la pared del fondo Para repararlo del viento? Le pondremos una buena guía?
Dónde plantamos el rosal? Lo pondremos cerca del limonero para que no se sienta solo? Abonaremos la tierra alegremente? Haremos la ceremonia del vino para darle la bienvenida a nuestra casa? Lo cuidaremos como una ilusión?
Dónde plantamos el rosal? En la tierra donde nuestros hijos sean felices? En el horizonte inalcanzable de la lluvia? Lejos de las hormigas y los traidores? En el corazón invencible de un amigo?
Dónde plantamos el rosal? -te pregunto amor- Para que sea eternamente nuestro.