viernes, noviembre 10, 2006

liliana campazzo /poeta - presidente del club de la canasta/viedma/río negro/argentina

liliana campazzo y a.n. en las "conversaciones de otoño" organizadas por el poeta/dibujante chelo candia, en la presentación del libro "yuyo seco".

Poemas perdidos en las siestas



una tarde en este barrio

La siesta es el centro de mí día sábado.
Aquí en las 1016 el sábado es el centro de la vida.
La murga ensaya el sábado.
Los partidos se juegan el sábado.
Las vecinas sacan a los chicos afuera a gritar.
La radio comunitaria cuelga cumbias en el aire.
Y los muchachos del barrio se ponen desde las dos a preparar
la birra y el faso del sábado.
La tarde del sábado avanza así
no me tiene en cuenta
no entiende que la siesta
es el centro de mi día
no entiende
no entiende que soy yo la que trabaja
de lunes a viernes
que el sábado es mi día de hacer el amor
de poner el lavarropas
de regar las plantas
de dormir la siesta.
La siesta del sábado es el centro
de mi vida.
Ahora me levanto
escribo
que la siesta
que hoy no hice el amor
que el lavarropas funciona bien
y un tipo dice: Aguante las mil eh!!
Terminó el partido
la murga saluda con su redoblante
un chico lleva apretada de la cintura a una chica
todo en ellos dice que se van al centro de su vida
la cumbia final habla de coger toda la noche
y yo estoy despierta
sentada en esta máquina gris que no fabrica poemas
buscando el centro de qué.



La historia de una vecina

La vecina de al lado de mi casa
es boliviana
tiene en su boca un hablar distinto
se enfermó de sangre en la cabeza
me cuenta
que dice el médico que no caminará igual
y que los trabajos los harán los chicos
insiste con las s
las alarga las hace durar
yo sólo veo que mi vecina habla
con una voz que yo no sé.



La Rubia que cenaba en el tren……

Desde la ubicación que me dieron
en el coche comedor
por sobre el libro que levante
en torre para evitar
interrupciones a mi dolor
vi entrar a una mujer rubia
llegaba limpia y fresca
como bajada de una fiesta
los labios rojos
las manos voladoras
su mirada pintada de azul
gasa naranja la envolvía
era todo lo contrario a mi
rubia era
transparente era
liviana
y sonreía
de no sé que
si no están las cosas para andar
así de boca abierta.


II


La rubia recorrió el espacio
y me miró.
Inmediatamente se sentó
enfrente
un tipo vestido para la ocasión.
Se sentó con ella
pidieron champagne
la carta
se tocaron con suavidad
las manos
y se preguntaron
por qué alguien
cena sola
en un coche comedor
y me pidieron
que les sacara una foto.




III

Entonces tuve la certeza
que las palabras
que digo no dicen sólo
lo que dicen
si no que todo
en mi voz
dice piedra.


IV

Viajar en el tren del desamor
sentir todo el aire
que se mete por la ventanilla
del alma
y purifica sus ojos de piedra
la mujer debe saber
hoy
cual es el gramo justo
que pesa en la balanza
es ella o su cuerpo
¿es su cuerpo de piedra?
¿es ella de piedra?
El hombre no se dio vuelta
tras el roce apenas de los labios
si no
de sal
se contaría esta historia.