jueves, noviembre 12, 2009


alexandra botto - poeta de oscuros evangelios - monterrey - nuevo león - méxico



























Al gato que sólo quiso a Harry

A Luis Felipe Comendador


Y según el gato que sólo quería a Harry, aquel rey no perdía oportunidad de levantar falsos castillos en el cyberespacio.
Perdido en su gozo escribía sus versos relumbrantes bajo el alféizar electrónico de su ventana, haciendo saltar su luz por las teclas.

Adentrándose en su reino caminan las hadas callejeras y las brujas despechadas, alicias arquetípicas que celebran junto a dioses de papiro.
Magos y caballeros medievales de la Corte lo miran con envidia.
Y las diosas,… ésas lo miran con lujuria.

Quién verá su rostro somnoliento en las mañanas?
A quién dedicará el rayo violento de la consciencia?

No es más que un hombre, uno lleno de palabras.
Su ego es una flor carnívora y en su andar va crujiendo la emboscada.
Así me lo advirtió el anciano del sendero mientras se alejaba de la tertulia
palaciega.

En su retiro de juglar, en el momento en que nadie lo ve y me presiente,
el rey canta al otro lado del océano, donde sus ojos verdes son iluminados por una cámara web y su canto puede desaparecer con un sólo click.

…….., estás allí?, pregunta.

Y yo le permito hacer flotar mi nombre en la pantalla y gravitar en celo hasta la piel virtual.

Juro que así ocurrió mientras iba en camino hacia el palacio.

(De “Todos mis Héroes”, inédito)


A fuego lento


No
nunca se termina de golpe
siempre son muertes pequeñas
que nos dejan apestando
las heridas

A morir
a rabiar
a extinguir
a doler
porque por sobre todo doler
abismar

mientras nos miramos filosos
y rodamos por el suelo
con el peor instinto devorándonos

Así es como se matan las bestias
en cautiverio

De esta manera es como ha de hundirse
a la noche
a sangre y estruendo


Adherida a un tumulto de adioses


Hemos perecido en la violencia

a la sombra de nuestras murallas

agazapados en una lágrima



Alguien ha visto...


Alguien ha visto mi último geranio?

Lo he perdido en esta iglesia de palabras

en la oscuridad de una noche orgiástica

en mi enredadera de cuerpos masculinos



En medio la noche


Nahual.

Y esta línea muerta agudiza el silencio entre nosotros.

Una ráfaga sibilante hiela tu nuca, sientes que tu cuerpo está lleno de rendijas
y crees que el olor del cempasúchil puede ser verde, poderosamente verde
y lo asumes como un hecho verdadero.
Los olores dejan secuelas en el inconsciente y despiertan con una mínima provocación tus recuerdos de lujurias destrozadas.
Nunca está demasiado oscura la memoria, barranco donde despeñan mil voces con la ira adormecida en la palabra.
Tu piel extraña el vértigo perverso y suave de mi desnudez,
mi rabia murmuradora.
No preguntes quién soy yo mientras crezco en tus sombras.
Soy un nahual etéreo y tú no esperas sentir el frío metal en las entrañas.

Hay un ciego en tu pecho cuando lloras, presientes tu agonía llegar con pesadumbre.
Frente a los nahuales pasa toda la vida de su elegido:
Los pequeños presentes,
los sacrificios auto-inflingidos por querencias,
los rituales, la máscara y los vientos.
Tú no estabas a salvo mientras sonaba el tambor en la tierra.

Y si nada importara más que tu cuerpo desnudo y blanco,
ahora con tu risa haciéndose un punto a lo lejos,
serías el dios de la noche que cruza en mi cabeza.
Escenas de bordes fantasmales emergen de tus sueños,
ciudades amarillas y gastadas donde la voz de tu madre se confiesa:
Señor,
he dado a luz un hijo
que no distingue el Bien del Mal
Encomiéndalo al resplandor azucarado
protégelo de las santas ánimas
de las culposas Yadiras y Brendas
guárdalo de acercarse al carbón
y del nopal

Pero yo te perdoné,
vi tu soledad carcometodo,
pensé en ti con infinita misericordia.
Esparcí el maíz y el mijo,
buscando tu corazón para dárselo a las bestias.
Y porque la Luz sigue a la Luz mansamente
hoy te leo el último evangelio.


Jack el destripador en ciudad juárez


No man’s land, dijo Jack,
y se ajustó la corbata antes de salir.
Los demás leímos en el periódico:
Encuentran otra mujer asesinada.

Protestaron las actrices de Hollywood,
las mujeres en España,
las madres todas,
el FBI,
la ONU.
Los políticos iban y venían
en el carrusel del poder.

Entonces pasaron los años,
los cuervos emigraron a otros ojos
y la tela del vestido fue cayéndose a pedazos.
La cicatriz del rasguño de la última víctima
era casi invisible.

Y a Jack no le recordaba nada.


La suite de aspecto animal


Dos y media de la mañana.

Los faros continúan arrastrando su luz por el asfalto
y la oscuridad apilándose a los lados del camino.

No te das cuenta de tu rostro escarchado por los relámpagos,
de las ramas de tus cabellos suturando la electricidad del aire
y que transforman al viento en una llama transparente.

No hay cielo?

No hay tal.

La mariposa que soñó nuestros destinos dejó en tus alas el resplandor contagiado de mi fantasía.

Mis deseos acechan en tu cuerpo desnudo el vínculo carnal con mi conciencia.
No hay erección ?
No, es un lirio blanco.

Ahora un sollozo confunde todas mis pesadillas y en el silencio encanecido de tu ausencia una idea abandona la tierra..

Ya basta! Desconecten el neurotransmisor, curen las heridas de sus brazos, que permanezcan fijas las imágenes de su neurosis en la pantalla.

No lo acorralen, tampoco lo rasuren, que no escape.
Manténgalo en la zona emocional.
Si es necesario provóquenle una aurora boreal.

Faltan veinte minutos para un poema.


2 comentarios:

Aldo Luis Novelli dijo...

Gracias ALexandra por participar de la Sed Infinita.

Un abrazo de sur.
aldo.-

Dylan Forrester dijo...

Interesante y degustable colección poética.
Nos leemos.

Saludos...