sábado, julio 04, 2009


alfredo jorge maxit /poeta de palabras inaugurales /colón /entre ríos / argentina















Poemas de cada uno de sus libros y dos poemas inéditos


LAS VENTAJAS DEL BÍPEDO

Hace cosa de cuatro
a siete millones de años
alzaron del suelo
los ancestros.
La sabana ecuatorial
del África promovía
la posición erecta.

Un bípedo bien puede
respirar más aire
proveerse de víveres
agrandar el cerebro
multiplicar
arma por arma.

Un cuadrúpedo, en cambio,
anda demasiado cerca
de la muerte.

(De: Entreluces, 1996.)



CLASE DE LENGUA


No se sabe muy bien qué fue primero.
Si el ¡ay!, el ¡oh! - dolor, asombro -,
el verbo que es acción - subir, comer -
o el sustantivo cosa: árbol, fruto.
Sí, que vino después el adjetivo
a sumar precisión y matiz:
alto sol, débil lluvia, luna llena.
Y que fue anteayer, aquí, en algún
lugar del fiel planeta azul,
entre las circunstancias del adverbio.
La conjunción unió hombre y mujer,
piedra y zorzal y la preposición - en:
rosa con espinas -, subordinando
al término, protegió a la flor.
Prodigio de la lengua y del habla
que nos devino el ser a ti, a mí,
a ella, a él, al ello,
a nosotros,
frágiles pronombres.


(De: De Lengua y Literatura
Y Poemas de aquí y ahora, 2001.)




CIELOS ROTOS

Ahora el cielo está tan cerca
que rompe de luz por la ventana.
Pasarán como ahora pasan
los autos debajo del otoño
y volverán las horas a encontrarse
con los puños cerrados
en las cortadas de los titulares
o sin gana ninguna
de componer la intimidad
de los espejos.


(De: Con las palabras, 2005.)



EMPECINAMIENTO
Vivir es mediar con las distancias.

Siempre hay un intento de la mano o el ojo
por retener las espumas, la brisa,
la salutación colibrí sobre la rosa,
el porvenir del cántaro que rompe.
Siempre hay un empecinamiento Sísifo
que compensa el sudor, cuando regresa,
con resquicios de arena entre los dedos.
Siempre. Un empecinamiento más.
Acto fallido. Adverbial mediación
que nos protege.


(De: Des/habitaciones, 2006)



GÉNESIS


Adán sueña una costilla
cuyo nombre ignora.
Eva sueña que una ráfaga
en un cuerpo la incrusta.
Tampoco ella sabe cómo
se nombra lo que sueña.
Cada uno sueña que los dos
están frente a un espejo.
Cada uno sólo al otro ve,
solo.


(De: Sombras de luz, 2007)



MEDIDAS

Mide el hombre las cosas
pero no es la medida.
Año llama a la vuelta azul
de la esfera prendada del sol.
En otro tiempo juntaba lunas,
crecidas de río, lluvias redondas.
¿Qué circuitos nombrará
bajo el cielo universo?
Más allá de la esfinge futura
de las migraciones, lágrimas
y risas circularán el rostro
de Adán desterrado.


(De: En tránsito, 2008)



REGRESO

Odiseo tal vez fuera el hombre,
aunque a su barca no subieran
las sirenas del sueño. O fuera
tal vez, el anónimo Hijo
de la azarosa prodigalidad
de los días. Acaso no lo aguarde
Penélope o el Padre, ni deje
Telémacos o no tenga un hermano
que reclame un cordero. Vuelto él,
Anteo minúsculo, de las manos
de Heracles sin gloria, a los brazos
de Gea bajo el árbol
del Cielo.

(Colón, noviembre 2008. Inédito.)



RITO

Sobre la yerba, el agua. Una mano
sostiene, la otra vuelca la misma sed
que el cielo vuelve a las fuentes.
Mojado o no mojado el trompo,
solariano rota.
Sobre la yerba, el agua. Una mano
invisible tras el rito.


(Colón, febrero 2009. Inédito.)

raquel gonzález / poeta de la seducción / distrito federal / méxico



























DEL LIBRO HÁBITO DE CALOR.

1



Seduce mis oídos
y pervertirás mi cuerpo.




2



Se abre la noche
cuando entras
a despertar mis piernas.





3



De día me sueño con tu cuerpo
de noche me acuesto con tu sombra.

Desde que mi piel nació en tus manos
tuvo demasiada edad.




4

Te guardo para después.

Tu piel al alcance de mi mano;
el peligro busco entre tus muslos
y el hambre de siempre
en la batalla por la muerte pequeña.

Cada vez que te busque
oblígame la vida.




5



No soy quien se amolda a ti.

Es la soledad que construye mi cuerpo en tu espacio.






6



Me pediste el secreto
y examino mi cuerpo
por si se ve la herida
para cubrirla.

No encuentro ningún rincón transitado
ninguna huella de tu saliva.

Tal vez
no te detuviste lo suficiente.




7



¿Cómo puedo tomar mi voluntad
si sigues trazando mi cuerpo?


8

Te has perdido
y no sé dónde buscarte;
es como si por tenerte una sola vez
te hubiera tragado mi cuerpo.







DEL LIBRO SendEros



1

Sé de la caricia
que anhelas y callas.

Ya basta,
desabróchate la piel.




2


Juguemos a ser niños

oye mi plegaria

penétrame cantando.





3


En la piedad de la noche
nuestras aguas sin cauce
buscan

algún cuerpo.



4



En mi ofrenda
hundieron su cruz
tus manos.

Devora
lo que queda de mí.



5



El prodigio de tu aliento

enfurece las bestias

que abren mi piel.



6



Por haber viajado en tu piel
tiene mi cuerpo su merecido.



7


Debajo de tu lengua
el furor de cualquier noche
la humedad

algún miedo.

Estuve a punto de quererte siempre.



8




Boca sedienta

Entre las piernas
fuente que sacia.